miércoles, 15 de marzo de 2017

Es una Obligación el ser Feliz ó ¡Hay que Romper las Reglas Sociales!

Fernanda; 1999
Este artículo no pretende dar una fórmula para ser feliz, como muchos libros de superación personal que usando psicología barata (esta es una opinión personal basada en mi experiencia en relaciones humanas). Lo que pretendo es que tratemos  de ubicarnos en esta vida y empezar a romper barreras sociales, ya que estas barreras  (prejuicios sociales) nos llevan a ser infelices o, hacernos creer que somos felices.
Voy a empezar esta "plática" haciendo ver que cuando se rompe una regla de la sociedad, el resultado es que los defensores de esas reglas hagan lo imposible para mantenerlas y, por lo tanto, hacen infelices a los demás.
Galileo
La primera gran regla rota de la sociedad (aquí quiero aclarar que la palabra "regla" la vamos a entender como el conjunto de normas que rigen a la sociedad en general, en la ciencia, en la religión, etc.) fue el hecho de que la tierra no es el centro del Universo. Cuando Galileo dijo que la tierra se movía, por poco y es llevado a la hoguera, sólo le salvó el tener buenas relaciones con algunos clérigos, pero se le obligó a desdecirse. La iglesia, en este caso la católica, se rehusó a admitir que la tierra se movía, tuvieron que pasar casi 450 años para que el Papa (Juan Pablo segundo, 1994) reconociera públicamente que Galileo tenía razón.
Este es un ejemplo de lo absurdo de las reglas sociales. 

Darwin
La segunda gran regla rota fue el siglo pasado, cuando Darwin da a conocer su teoría de la evolución, o sea que los primates y los seres humanos evolucionamos (posiblemente) de un mismo antepasado, comúnmente llamado el eslabón perdido. Hasta la fecha no existe ninguna religión que acepte esta teoría (posiblemente tendremos que esperar otros 450 años para que lo hagan), aunque existen pruebas científicas irrefutables de la teoría de la evolución.

Por último, la tercera gran regla rota se dio en los años veinte en Alemania, por Freud, indicando que nuestro comportamiento esta regido por el inconsciente, lo cual también ha sido rechazado por la sociedad. Uno de los sectores que más rechazan esto, son los autores de los libros de superación personal, quienes insisten en que el consciente es el que nos rige, aunque existen muchas pruebas de que es el inconsciente el que lo hace.
Freud
Freud
No pretendo meterme en una discusión filosófica de estos hechos, simplemente los expongo para darnos cuenta el daño que nos hace las reglas sociales. Al ser nosotras transgresoras de estas reglas sociales, nos sentimos culpables y, por lo tanto, (por lo general) nos hacen infelices.
Voy a platicar un poco de mi vida entre los 17 años y los 25 años, época en que fui muy infeliz debido a mi feminidad (no por el hecho de mi feminidad, sino por mi ignorancia, debido a las reglas sociales). Cuando me encontraba cursando la Prepa, sentía (y hasta la fecha lo siento) que la vida era un regalo de la naturaleza (para ese entonces yo ya me había desecho de los prejuicios religiosos),
Campeón Nacional
Juvenil de Florete,
1968 y 1969 
yo hacía mucho deporte, fui campeona Nacional Juvenil de esgrima, estuve en la selección de segunda fuerza de baloncesto de la Prepa, era muy cotizada para fútbol de coladeras (el que se juega en el arroyo de la calle y las porterías son las coladeras del desagüe), en fin era un chico admirado por mis compañeras debido a mi potencial deportivo. Por otro lado me gustaba mucho estar cerca de mis compañeras, me atraían mucho, pensaba como sería mi vida con una mujer.
Pero al salir de ese ambiente tan hermoso de la Prepa, entraba a otro igual de hermoso y, me refiero a que mi feminidad salía a flote. Me ponía a ver a las muchachas en el camión, envidiándoles el cómo se veían (en esa época se puso de moda por primera vez la minifalda) y que yo no podía verme así, pero soñaba en verme no sólo así, sino mejor y hacer que todas las miradas se fijarán en mi. Gracias a que tenia acceso al departamento de una amiga, yo podía vestirme muy hermosa (al principio esta amiga no sabía que me vestía con sus ropas).
Pero después de haber sido feliz en la mañana en mi escuela y por la tarde por haberme visto hermosa, en la noche empezaba mi desesperación. Primero, las reglas sociales me decían que yo estaba fuera de ellas y por lo tanto estaba en la clandestinidad. Segundo, la ignorancia de la época me decía que yo era homosexual, pues me gustaba vestirme de mujer (en esa época sólo había blanco y negro, no había matices). La principal desesperación que tenía, consistía en la aparente incongruencia entre mis dos gustos, esto era totalmente inaceptable por la sociedad, o sea, estaba fuera de lo blanco y negro. Mi curiosidad por mi feminidad me llevo a buscar literatura sobre el tema y, por primera vez, encontré la palabra travesti (en un diccionario de sexualidad), Poco después encontré que los trasvestis no nesesariamente eran homosexuales, había también heterosexuale. Un domingo estaba leyendo el periódico, éste traía una sección de efemérides con diferentes reportajes de  la sociedad,  un reportaje me llamó la atención mucho, era de un grupo de “shows" travestis que se dio a conocer mundialmente en Francia, el cual contaba con un integrante casado y con un hijo y aclaraba enfáticamente en el reportaje, que era heteroxesual. Todo esto me llevo a la conclusión de que yo no era un “bicho raro”  y por lo tanto podía convivir con mis dos gustos. Pero les aclaro, que antes de llegar a esa conclusión, fueron muchas noches muy desgastantes y todo, por las reglas sociales. Cuando al fin logre amalgamar mis dos gustos, me sentí feliz, me casé, tuve tres fabulosos hijos, me divorcié (mi divorcio no tuvo que ver con mi feminidad) y me volví a casar y hasta la fecha soy muy feliz.  
Primera salida junto en tacones
junto con mi esposa.
Esta fotografía la tomó mi esposa y, siempre nos acompañamos como hombre y mujer en los noventa, nos acompañamos como amigas. Aclaro que al encontrar el grupo de Crisálida en el DF, decidí ponerme mis tacones solo en el DF, así que mi esposa ya no me acompaña en mis paseos, pero mi mamá me acompañó muchas veces, mi hija en dos ocaciones y mi hermano en la última ves que salí. Yo logré encontrar la llave de la felicidad y, en general, a las personas que conozco que son felices, son personas que de un modo u otro han roto las reglas sociales (estoy hablando de personas no transgresoras del género). En esta época el romper las reglas sociales no nos conduce a la hoguera ni a la cárcel (ojo, romper las reglas judiciales, mal llamadas leyes, sí nos conduce a la cárcel).
Entonces yo les invito a romper esas reglas tan absurdas que tenemos encima y que nos hacen infelices, con esto no quiero decir que le digamos a todo mundo que somos transgresores del vestir, porque precisamente la mayoría de la gente utilizará esas reglas sociales para agredir a nuestros seres queridos y, eso sí sería desastroso, no por nosotras, sino por las personas que amamos. Esto me conduce a invitarlas a que le digan a las personas que aman (estando ustedes seguras que son amadas) sobre su transgresión, en general nuestros padres o esposa no lo entienden por ignorancia, pero por el hecho de amarnos, intentarán entenderlo, así es que si platicamos con ellos, llegará el momento en que lo harán. Claro que habrá padres o esposas que serán incapaces de entenderlo (esto es algo que nosotras sentimos de antemano, algo nos dice si lo van a entender o no) y en esos casos mas vale no decirlo. Pero donde hay amor, lo demás no importa. Para acabar esta plática les diré lo siguiente: La formula que yo encontré para ser feliz, es hacer lo que nuestro inconsciente nos dice, él poder lucir bellas, sentir esa ropa interior tan delicada, el estarse pintando los labios, el sentir como el aire nos entra por debajo de la falda, eso es la felicidad, y más si tenemos una persona importante que apoya nuestra feminidad, y para eso hay que romper las reglas sociales y, de ninguna manera sentirnos culpables por hacerlo.

Corolario
El corolario es algo alterno al escrito principal pero, de alguna forma tiene una vinculación, por lo tanto, lo que quiero decir aquí es algo no tiene que ver con la transgresión del género, pero sí con la felicidad. Cuando Galileo dijo que la tierra se movía y, por lo tanto, que no era el centro del universo, tiró por tierra muchas bases de las religiones (de todas las épocas), los hombres se sintieron terriblemente porque ya no eran tan especiales, aun siendo la imagen de Dios. Al pasar el tiempo, no sólo se descubrió que la tierra no era el centro del universo, sino que se encontraba dentro de un conglomerado (una galaxia llamada Vía Láctea) de estrellas como nuestro sol. Y al comparar nuestro sol (que es mil veces mayor que la tierra) con la galaxia resulta insignificante y además, se encuentra en la orilla de la galaxia; esto nos lleva a concluir que la tierra está, como muchos otros planetas, girando alrededor de su respectivo sol y por lo tanto, aparentemente ningún ser superior (Dios) la puso ahí. 
Entonces lo más probable es que sólo tenemos una oportunidad de vivir esta vida y, por lo tanto, esto nos obliga a ser felices, porque no tendremos otra oportunidad más adelante. Incluso para las personas que creen en algún Dios, las Iglesias les garantizan la felicidad en la otra vida, pero ¿por qué no serlo también en esta vida?
Como siempre les mando un gran beso tronador y un abrazo de Oso.

Fernanda del Mar

1 comentario:

Enrique dijo...

Ser positiva es encontrar lo feliz que una persona puede ser, a ser lo que le gusta de la vida sin importar lo demás felicidades por ser así

Publicar un comentario