sábado, 27 de mayo de 2017

Soy la Hija de mi Mamá



Esta historia la tomé de internet hace muchos años, no recuerdo el sitio donde la tomé. Originalmente eran escasos unos 10 renglones, mi imaginación la hizo un poco más extensa. 



Yo sabía que mi mamá siempre había deseado tener una hija y, en lugar de eso fuimos tres varones, siendo yo el más pequeño.  Este hecho hacía que en ocasiones mi mamá me decía que yo debería haber sido una niña. Como yo era el más chico, sobre mí venían las lamentaciones de mi mamá, eso nunca se lo dijo a mis hermanos. Eso de cierta forma me hacía sentir culpable, pero, yo no tenía la culpa de haber sido hombre.  Quiero aclarar que nunca hubo acoso ni abuso de parte de mi mamá para mi feminidad, como lo comentaré más adelante, yo siempre estuve de acuerdo.  No puedo 
Para mi era común usar faldas.

recordar cual fue la primera vez que me pusieron un vestido, pero era cada seis meses más o menos, siempre había algún pretexto por la cual tenía que usar una falda o un vestido, por ejemplo, para el carnaval, incluso en tres ocasiones para el concurso de disfraces por el día del niño en mi escuela, que por cierto gané las tres veces que me disfracé de niña. Insisto, siempre con mi anuencia. Por esta razón yo crecí sin tener esa fobia típica de los niños por la ropa de niñas. 

Un lunes por la mañana, poco después de mi catorceavo cumpleaños, mi mamá no quiso que fuera a la escuela, ya que el día anterior había pescado una infección en la garganta y mi voz apenas si me salía. Pero ya me sentía muy bien y mi voz ya era casi normal.  De todos modos fuimos al médico que me recetó un antibiótico.  En el viaje de vuelta a la casa mi mamá hizo una escala en el supermercado para comprarme unos pantalones nuevos, pues ya no me quedaban los otros. Al ir a las cajas para pagar, pasamos por la ropa de jovencitas, estaba en oferta una gran gama de faldas y vestidos del tipo que habían puesto de moda la película de vaselina, como la que uso Olivia Newton en la película. Mi mamá se paró para admirar las faldas y los tops, estuvimos un buen rato comentando las diferentes prendas, no lo voy a negar, desde ese entonces me gustaban las faldas y vestidos, pero no tanto para ponérmelos, simplemente se me hacían bonitos, después de un buen rato nos fuimos a pagar y fuimos almorzar a uno de los restoranes del mismo centro comercial,

Durante el almuerzo vi a mi mamá un poco excitada, como que me quería decir algo pero no se atrevía.  Cuando al fin íbamos en el coche a la casa me dijo –oye hijo, mañana quiero ir a visitar a una vieja amiga de la escuela y me gustaría que me acompañaras, claro que tendrías que faltar a la escuela, ¿qué te parece? Le conteste que
Saliendo de una fiesta de día de muertos
con gusto la acompañaría a visitar a su amiga.  Entonces me dijo, tendrás que tener ropa elegante, así es que dio la media vuelta y regresamos al centro comercial.  Viendo la ropa de jovencitos por diez minutos de repente dijo mi mamá ---¡Oh! Si solo pudiera comprarte algo de ese lado de la tienda --- moviendo su cabeza hacia el departamento de jovencitas. Antes de que yo pudiera contestar, mi mamá hizo el siguiente comentario ---yo te dejaría el resto de la semana en casa, no tendrías que ir a la escuela— Ella sabía que esa semana en la escuela, realmente era una semana de visitas aburridas donde nos hablarían de diferentes temas, como las vacunas y otras cosas que mi mamá se encargaba de enseñarme, además,  siempre que daban esas pláticas yo me aburría enormemente, así es que la oferte de mi mamá era muy tentadora.  Ella me miraba y preguntó en un susurro, estas de acuerdo. Moví la cabeza afirmando, recuerdo la cara de alegría que puso mi mamá.  Rápido nos fuimos al departamento de jovencitas y mi mamá parecía una niña en una dulcería, viendo las faldas, vestidos pantalones y demás ropas. Entonces la paré y le dije ---Muy bien mamá, he aceptado, pero yo escojo la ropa, pues no me guata mucho tus gustos--- mira lo que estas viendo, ella tenía en sus manos un vestido rojo absolutamente horrible, parecía una falda de flamenco, entonces se río y me dijo, bueno escojamos entre los dos. Pasamos como dos horas escogiendo mi ropa. Al fin compramos un vestido sencillo color blanco, con pequeños puntos en azul marino, con una falda circular y mangas a medio brazo. Lo tomó del estante y volteo para ver que nadie nos miraba, entonces ella lo sostuvo sobre mi para ver que si me quedaba. Le dio el vestido a la dependienta y se dirigieron a la caja para pagar, entonces la dependienta le dijo que en la compra de ese vestido estaba incluida una crinolina, entonces la dependienta fue a una vitrina y sacó una crinolina, la saco de la bolsa de plástico y la extendió para que mi mamá le diera el visto bueno.  Pagó mi mamá y al darle las cosas la dependienta le aconsejó a mi mamá, que antes de usar la crinolina la lavara para que así los pliegues quedarán correctos e hiciera su función de hacer hampona la falda del vestido, entonces salimos de la tienda. En ese momento me di cuanta que había aceptado que me compraran un vestido para mi y además, que lo usaría al día siguiente para ir a la casa de la amiga de mi mamá ¡ooooh! Me dio un escalofrío y una punzada en el estómago, porque aunque en otras ocasiones me había puesto faldas, nunca había salido de mi casa con ellas.

El martes en la mañana, tan pronto como mi papá se fue a trabajar (él no tenía conocimiento de los planes de mi mamá) y mis hermanos a la escuela, mi mamá fue a despertarme y me llevo a al baño de su recámara para que me diera un baño de tina, ya estaba todo listo, el agua estaba templada y con los aceite perfumados que mi mamá usa cuando se baña.

Al salir del baño todo limpio y fresco entré a mi cuarto y mi mamá ya tenía planchado el vestido y estaba terminando la crinolina; el vestido colgaba en la parte posterior de la puerta.  "Tu ropa interior esta en el sofá, comienza a ponértela" ella me dijo mientras que caminaba dentro del cuarto, titubeé un poco y en eso mi mamá me pregunto ¿No has cambiado de idea? Porque si es así, no hay problema, yo sabía lo que significaba para mi mamá y a demás, yo lo tomaba como un juego, así es que caminé firme al sofá y tomé las pantaletas blancas y me las puse, de reojo vi la cara de satisfacción de mi mamá.  En seguida me puse el brassiere y la camiseta que hacían juego con mis pantaletas, seguido un par de tobilleras blancas. Después me puse el vestido y caminé sintiendo estas telas suaves, con la mirada cariñosa de mi mamá mientras que
ella continuó planchando. "amor casi ya esta listo, dijo ella, desenchufó la plancha y llevó a cabo el inmaculado planchado de la crinolina. Con mucho cuidado la puso abajo junto a mis pies y cuidadosamente me la fue subiendo hasta mi cintura la ajusto muy bien y después bajo la falda del vestido para que se acomode y cuelgue correctamente. Toda vía tengo en mi memoria el recuerdo de lo maravilloso que sentí toda aquella ropa, pues esto era muy diferente a las otras ocasiones que me llegue a poner faldas, además era increíble que de aquel paquete pequeño que nos entregó la dependienta pudiera salir este atuendo tan hermoso. Entonces mi mamá hizo algunos ajustes de menor importancia, inmediatamente me sentó en su tocador y me puso un poco de maquillaje, me pinto mis uñas de un color rosado, lo mismo hizo con mis labios, entonces quedé listo o, debo decir lista, porque cuando me vi en el espejo no me estaba viendo yo, estaba viendo a una jovencita de 14 años, que por cierto se me hizo muy atractiva.
De repente estaba a fuera, en el mundo ancho grande, con todo un atuendo femenino, ¿cómo era posible esto?  La mirada de orgullo y amor en la cara de mi mamá me hizo sentirme toda vía mucho mejor, pues aparte de que me gusto mi atuendo, sentí que le estaba cumpliendo un deseo a mi mamá que tenía desde que era niña. Además, me sentía grande, el sentirme tan fresco, tan cómodo, TAN BIEN con toda esta ropa. 

Durante la caminata de diez minutos a la estación del tranvía, la falda de mi vestido se movía muy hermosa y la sensación que sentía era indescriptible. En el camino, vi que venía hacia nosotras la
Caminando por la calle a la casa
de los amigos de mi mamá.
señora Sonia, una vecina de dos casas adelante de la de nosotros, quise detenerme,  pero mi mamá me tomó del brazo y me obligó a seguir caminando y me dijo, Sonia ya te ha visto en otras ocaciones vestido de niña, así que por favor sonríe, sí me ha visto, le dije, pero no como ahora, llegamos y se saludaron, hola Sonia cómo estas, bien Martha y tú, bien también. Y esta hermosa chica ¿quién es? Entonces mi mamá le dijo, no la reconoces, es Fer, abrió los ojos y me dijo, ahora sí que pareces una chica real Fer y muy bonita. Has progresado mucho, yo estaba rojo como jitomate. No te de pena, malo que te vieras como un chico en faldas ¿no crees? Me dijo Sonia. Solo asenté la cabeza, en eso se pusieron a platicar de otras cosas.

Tomamos el tranvía, iba lleno, así es que tanto mi mamá como yo viajamos paradas, en eso un señor amable le cedió su asiento a mi mamá, me puse junto de ella. De repente sentí que alguien me tocaba el hombro, resulta que era un chico más o menos de mi edad, y me indicaba que se acababa de desocupar un asiento, le dije que no, pero mi mamá insistió que le hiciera caso. Así es que agarrándome hasta con las uñas, empecé a desplazarme para ir al asiento, entonces el chico me tomó del brazo y me ayudó a sentarme, le di las gracias. Obviamente empezó a hacerme preguntas, que si viví donde subimos al tranvía, que a donde íbamos, como me llamaba,  solo le asentaba la cabeza, y cundo le contesté mi nombre, simplemente le dije Fernanda. En eso vi a mi mamá y tenía una expresión muy pícara. Al bajar del tranvía, mi mamá me empezó a molestar, que ya tenía un pretendiente, yo empecé a enojarme, entonces mi mamá me dijo, no te enojes Fer, esto solo te comprueba que ante los ojos de mundo te ves realmente como mi hija. Esta bien mamá, en eso llagábamos a la casa de la amiga de mi mamá.

Salió Amelia a recibirnos, como tenían mucho tiempo de no verse, tardaron un poco en saludarse, abrasarse y besarse en la mejilla.
Oye Martha, al fin conozco a tu hija, que tanto me has presumido, me tomó de la mano y me hizo que diera un vuelta, pues Fernanda, estas muy bonita, gracias, le contesté, yo pensaba que no existías, pues las pocas veces que nos hemos visto tu mamá y yo, es la primera ves que te veo, solo sonreí. En cuanto llegó el esposo de Amelia, nos sentamos a comer, yo estaba bien aleccionado para que mis movimientos fueran completamente femeninos al comer. Eso lo admiró Amelia, me dijo que su sobrina que es de mi edad, parece un chico al comer, siempre manoteando y poniendo los codos sobre la mesa, en fin, muy marimacha. Nos sonreímos y mi mamá le dijo que me enseñaba a ser una niña lo más posible. Después de comer sigue una sobremesa bastante larga, pues mi mamá y Amelia no dejaban de hablar de cuando estuvieron en la secundaria. Yo aprendí muchas cosas que mi mamá que hizo en esa época, eso modificó para bien el concepto que tenía de mi mamá.

Antes de irnos, mi mamá nos solicitó a Amelia y a mi que nos tomáramos unas fotografías. Como no había nadie, yo les tomé una a las dos amigas y Amelia insistió en tomarnos una de mi mamá conmigo. 

Todavía tenemos esa fotografía; nadie ha notado que esa hermosa jovencita soy yo. Yo y mi mamá atesoramos esa foto más que cualquiera otra cosa. Un recuerdo de cuando un día fui una linda chica vestida a la moda. Cabe decir que su amiga y su esposo hasta la fecha piensan que soy la hija pequeña de mi mamá.

Obviamente mi mamá se dio cuenta que me gusto mucho ese paseo a la casa de su amiga.  Al llegar a la casa me propuso mi mamá que pasáramos el resto de la semana como mamá e hija, acepte gustosa.  Salimos inmediatamente al centro comercial para comprarme más ropa y a que me cortaran el pelo con un corte más femenino de cómo lo traía.
Me compró dos faldas, tres vestidos, dos pares de zapato, tres juegos de ropa interior, un “kit” de maquillaje, además fuimos a la joyería y me perforé los oídos, para poder usar esos aretes tan hermosos que tenía mi mamá. El caso es que toda esa semana vivimos el sueño de mi mamá y, que ahora también era mío. Esto lo repetimos cada vez que papá y mis hermanos se ausentaba de la casa, que era más o menos regular.
Con el paso del tiempo, mi guardarropa empezó a crecer en faldas, vestidos, zapatos, lo mismo que mi ropa interior.

Ahora que soy grande y estoy casado, de vez en cuando mi esposa y yo vamos a visitar a mi mamá que ahora vive sola, y salimos las tres al cine y a cenar, me gusta de ves en cuando ser la HIJA de mi mamá.

Saludos amigas, espero que les haya gustado esta historia.

Les mando un                                    y  un
Beso Tronador
Abrazo de Oso

viernes, 19 de mayo de 2017

Me Convertí en Chica por Amor a mi Mamá



Estimadas amigas, esta historia salió hace muchos años en la página web “http://www.petticoated.com/“, claro que yo la he enriquecido un poco para que sea más agradable su lectura, espero que les guste.

Antecedentes:
Para entender cómo se produjo mi feminización, tienen que saber un poco de mi pasado reciente hasta el día de hoy.

Tengo 20 años de edad y vivo con mi mamá, vivimos solos en la casa. Mi padre murió hace casi 2 años, después de batallar 14 meses con el cáncer.  Durante este período de la terrible enfermedad de mi padre, mi mamá y yo nos unimos muy estrechamente.  Podíamos confiar el uno con el otro, ya que fue un periodo muy terrible para nosotros dos.

No puedo decir que era un niño consentido, aunque soy hijo único, no cayeron en consentirme, me trataban como a cualquiera de mis amigos. En general yo estaba con mis amigos fuera de la casa. Pero durante la terrible enfermedad de mi papá, dejé a todos mis amigos y me dediqué en cuerpo y alma ayudar lo más posible a mis papas. Así es que todo lo que mi mamá me pedía, inmediatamente lo hacía, en ningún momento me quejé del trabajo, pues como mi mamá se dedico casi completamente a mi papá, yo tuve que hacer todos los quehaceres de la casa, lavar la ropa, ir a comprar el mandado, incluso aprendí a cocinar. Esta enfermedad de mi papá hizo que yo cambiara completamente, de ser una persona rebelde a ser una persona cooperativa y obediente al 100%, o sea, nunca objeté ni dudé en hacer lo que mi mamá me pidió.  
 
Una mamá vistiendo a Rodrigo
Los acontecimientos que llevaron a mi feminización:
 Todo comenzó un par de meses antes de Navidad.  Yo estaba casualmente navegando por Internet un día, cuando me encontré con una página web que se llama “castigo de la enagua”. Yo no estaba buscando algo como esto, por lo que podríamos decir que fue suerte o el destino que me llevaron a esa página.  Esta página trata sobre la corrección de niños extremadamente traviesos, que llegan a ser groseros, principalmente con las mujeres. Esto se logra obligarlos a vestir con ropas de mujer. La vergüenza y humillación es tan grande, que aceptan comportarse correctamente. Al leer todas estas historias, que son muchas, ya que son varios años de la edición de esta revista electrónica, inmediatamente se me movió algo dentro de mí, debo admitir que ha estado allí desde mi pubertad, más o menos a mis 13 años de edad- el deseo de vestirse como una chica.  Siempre he tratado de negarlo, ya que a final de cuentas, me siento bien y feliz el vivir como un hombre, pero el leer esas historias, hizo que ese sentimiento de ser chica saliera a la superficie. Me emocionó el poder ponerme una falda como lo hacía hace varios años. Claro que esto lo hice siempre que me quedaba solo en la casa, y eso fueron varias ocasiones, pues mis papás me dejaban solo en casa desde que tenía 12 años. Estas incursiones en la ropa de mi mamá, nunca pasaron más allá de ponerme sus vestidos, nunca me puse maquillaje o ropa interior, siempre era sobre mi ropa interior. Me daba pánico tomar ropa interior de mi mamá. Hasta la fecha no sé si solo era curiosidad o había o realmente tenía deseo de ser una chica. De lo que si estaba seguro, es que no me gustaban los hombres, en general me atraen más las mujeres. En la actualidad empiezo a ver a los chicos de otra forma, aunque todavía no siento atracción de tipo sexual hacia ellos, supongo que se debe a mi feminización.

¡Provando la ropa de mi mamá!
Después de terminar de ver el sitio de “castigo de la enagua”, deseaba vestirme de chica lo más pronto posible... 

Después de que mi papá falleció, mi comportamiento siguió siendo ejemplar, ya no me apetecía salir con mis amigos y únicamente perder el tiempo como lo hacía antes. Además, en esos 14 meses mis amigos de alguna forma ya se habían olvidado de mi y yo de ellos,  no tenía ganas de buscarlos. Así es que seguí siendo el hijo ejemplar ayudando a mi mamá en todo lo referente a la casa. Además, mi mamá tuvo que conseguir un trabajo, pues la pensión de mi papá no nos alcanzaba para poder seguir llevando el nivel de vida que estábamos acostumbrados, además que era una forma en que mi mamá se distraía. En resumen, pasé a ser el amo de casa, pues como yo no trabajaba, mi mamá y yo decidimos que yo me haría cargo de la casa. Debido a esto, una de las cosas que nos acostumbramos, mi mamá y yo, fue el sentarnos en la sala después de comer y platicarnos como nos había ido en el día. Yo le contaba mis peripecias al ir de compras así como si encontré una forma más fácil de limpiar algo y mi mamá lo que le pasó en su trabajo.

Un dos días después de haber leído ese fascinante sitio Web, me senté con mi madre a una de nuestras pláticas diarias después de comer.  Hablamos en general lo de siempre, pero en mi mente estaban las historias que leí en ese sitio Web. Entonces, se me ocurrió preguntarle a mi mamá si estaba contenta de que yo haya sido un chico en lugar de una chica, sí mamá, una hija con quien pudieran vestirse y platicar todas esas cosas de mujeres. Al principio, ella se me quedó mirando un poco sorprendido por esa pregunta. Una vez pasada la sorpresa, simplemente me respondió diciéndome que me quería mucho ya que independientemente de hombre o mujer, yo era una persona muy solidaria con ella, no podía haber tenido un hijo mejor que tú.  
Se nota mucho el parecido de
Pedro con su mamá ¿No creen?

De alguna manera no me respondió, pues yo no le pregunté sobre mi comportamiento que es lo que me dijo. Sentí que su respuesta fue para no hacerme sentir mal. Entonces decidí insistir en la pregunta. Mami, no me respondiste, yo te pregunté si te hubiera gustado tener una hija en lugar de un hijo, sin que esto quiera decir que no me has querido, eso queda por descontado, mami.  Ella se río un poco y se puso algo nerviosa. Haber hijo, cuando nos enteramos que estaba embarazada, inmediatamente pensé en que serías una linda niña, tan fue así mi presentimiento, que tu papá también cayó en ese sentimiento. Incluso te habíamos escogido el nombre de Fernanda. Te compramos algunos ropas de niña, incluso habíamos pintado tu cuarto con algunos adornos femeninos… Cuando mi mamá me estaba contando todo esto, vi como se emocionaba y me platicaba todo con mucho detalle. Así es que finalmente admitió que si le hubiera gustado tener una hija, pero que eso no quitaba nada el amor que sentía por mi.  Me extendió los brazos y me dio un gran abraso y beso diciéndome que me quería mucho, y más ahora que le ayudaba tanto en la casa, que así era muy feliz.

Esa noche casi no dormí pensando en lo que mi mamá me había dicho, en principio no me molestó, pero entre más pensaba en eso, empezaba a sentirme un poco mal, pues el haber sido chico no podía alegrar a mi mamá como ella hubiera querido. Entre este sentimiento y todas las historias del castigo de las enaguas en mi mente, no pude dormir esa noche.

Roberto y su Mamá
Al día siguiente, al entrar a la cocina, mi mamá ya estaba preparado mi desayuno como todos los días, y estaba terminando de arreglares para irse al trabajo. Al empezar a desayunar veía a mi mamá terminar de maquillarse y ya al irse se cambió sus zapatos, se puso un de sus tantos zapatos de tacón. Se despidió de mi dándome un beso, cosa que hacía mucho tiempo no hacía, no por ella, sino por mi, que les reclamé a mis papás que ya no me besaran, que era un hombre y no necesitaba de esos mimos, en ese entonces tenía 14 años. Ese beso me gustó mucho, no dije nada y vi como mi mamá se iba a su trabajo.

Como todos los días, terminé de desayunara, me fui a arreglar y fui hacer las compras del día. Al regresar me puse hacer el quehacer y en eso me quedé pensando que venía el cumpleaños de mi mamá, era en una semana, mi forma de pensar había cambiado tanto que ahora me preocupaba por poderle regalar algo a mi mamá. Para eso, había ahorrado una buena cantidad de dinero. Por más que pensaba no daba que comprarle a mi mamá. Cuando terminé todo mi quehacer, me senté un rato a ver la TV, era uno de esos programas que pasan al mediodía para las mujeres. En ese momento estaban pasando un reporte sobre modas, había una chicas modelando unas faldas. Eso me emocionó mucho, pensando que me gustaría poder usar una falda de ese tipo. Al estar pensando en eso se me ocurrió una idea de que regalarle a mi mamá y a la ves poderme travestirme completamente. Le regalaría una hija por un día y obviamente, yo sería esa hija. Eso me puso muy contento y empecé a planear todo…

Mi mamá regresó del trabajo, la saludé y ahora yo le di el beso, me hizo una cara de extrañeza, le dije,- qué, no puedo darle un beso a mi mamá- ella se sonrió y me dijo que claro que sí, que le gustaba esa nueva actitud mía.  Cuando terminamos de comer, como siempre nos sentamos en la sala a platicar. Inmediatamente saqué el tema de su cumpleaños, le pregunté que que quería hacer ese día. Me dijo que lo que más quería es pasarla conmigo todo el día, que no quería regalos ni nada de eso, simplemente que los dos disfrutáramos ese día. Entonces le dije que de todas formas yo le prepararía un regalo- entonces me preguntó que qué era, le dije que no se valía que le dijera, si no, no sería una sorpresa.  A partir de ahí mi mamá a cada rato me preguntaba que qué le iba a regalar, para que ya no me preguntara le dije que el viernes en la noche le decía su regalo, el sábado sería su cumpleaños.

Llegó el viernes en la noche, y yo pensé que a mi mamá ya se le había olvidado, pero no, me dijo, ya no te di lata con la promesa que me dirías que va a ser mi regalo. Entonces le dije que a la hora de ir a dormir le diría, se enojó un poco pero lo aceptó.

Al fin llegó la hora de ir a la cama, entonces le dije que su regalo iba a ser el tener una hija todo el día de su cumpleaños y que esa hija le llevaría su desayuno a la cama, así es que no debía parase de la cama hasta que le llevara el desayuno. Me di media vuelta y me encerré en mi cuarto, no le di tiempo a que me preguntara nada, solo oí a mi mamá decirme que no quería que trajera a ninguna amiga para hacer el papel de su hija y después oí que cerró su puerta.
Otra mamá que ahora tiene una nueva hija.












Dos Días Antes del viernes

Este día decidí ir a comprar lo necesario para poder pasar como la hija de mi mamá en su cumpleaños, que era el sábado. No me dio miedo ir a comprar ropa de mujer, pues lo que leí en Internet, me di cuenta que la mayoría de dependientas en las secciones de damas en las grandes tiendas, ayudan sin ningún problema a que los hombres compren prendas de mujer. Al llegar a la tienda, estaba un poco nervioso, pero al fin decidí ir con una dependienta en la sección de ropa para damas.  -Buenos días señorita, ¿será que me pueda ayudar?- Claro que sí joven, ¿qué desea? Mire, le dije, quiero un equipo completo de mujer, esto es, desde zapatos, ropa interior y un vestido o una falda y blusa. Muy bien ¿Y en qué talla los quiere? Pues no sé las tallas de la ropa de mujer, pero es mi talla. La señorita se me quedó viendo un momento y me preguntó: ¿Es para ti? Me puse rojo como tomate y tartamudee diciéndole que sí. No te de vergüenza chico, muchos hombres vienen a comprar su ropa femenina. Que bueno queme lo dices, pues así podrás probártela, solo respondí gracias y bajé la cabeza. ¿Cómo te llamas? Fernando, le contesté. Haber Nando, en que estas pensando, algo casual, una fiesta… No sé señorita… Cuéntame para que te vas a disfrazar de mujer… Eso me dio confianza y le platiqué la historia, o sea que era el regalo de cumpleaños para mi mamá,  al mirar a la señorita vi que le salían unas lágrimas de sus ojos, puse cara de preocupación, en eso me vio y me dijo: eres un chico muy valiente y se ve que adoras a tu mamá, pues estoy segura que no existe otro hijo que haga esto por su mamá, ven, voy a escoger lo mejor para ti, me agarró de la mano y me llevó a la ropa interior, me dijo, debes comprar unas pantaletas clásicas, pues los bikinis son muy pequeños y tú tendrías problemas, haciendo me una cara de pícara… Le contesté que sí, escogimos un conjunto color melocotón con un encaje color negro, realmente ella era la que estaba escogiendo la ropa.  Tomó tres faldas y tres blusas para que yo me las probara, medias, claro esas no me las probé,  después fuimos por los zapatos, entonces me dijo que unos de tacón bajo para que no hagas equilibrios ¿No? Entonces me atreví a decirle que yo sabía andar en tacones, que alguna vez me había puesto los de mi mamá, se sonrió y escogió unos color negro de 3 pulgadas. Me los probé y me quedaron perfectos, caminé un poco viéndome en el espejo, se veían fabulosos. Entonces le dije que una peluca del color de mi pelo, fuimos a donde estaban las pelucas que es la sección de perfumería y complementos. Saludó a la encargada y en un brevísimo resumen le dijo que yo necesitaba una peluca, y que la quería del color de mi pelo. Entonces la chica se quedó viendo mi cara y me dijo, mira chico, si el pelo es obscuro, va enfatizar tus rasgos, esto es se verá un poco que eres un chico, yo te recomiendo un color más claro, por ejemplo un castaño claro, y por tu edad puede ser un pelo que te llegue a los hombros. Al final salí con todos mis paquetes y pagué una buena cantidad de dinero, pero pensé que aparte de darle ese gusto a mi mamá, tendría un buen equipo para poderme arreglarme cuando yo quisiera. Ya que le pagué y me despedía, me preguntó que cuando sería ese evento, le dije que el sábado. Entonces me preguntó que si sabía maquillarme, le dije que no, que nunca lo había hecho. Entonces me propuso que si quería ella me podía ayudar, me quedé callado pensando… le dije que sí. Entonces me dijo donde vivía, el caso es que las casas estaban a unos cinco kilómetros de distancia. Me dijo que el sábado me pareara a las cuatro de la mañana, me metiera a bañar, me rasurara perfectamente todo el pelo de mi cuerpo y te vienes a mi casa. Te arreglo y te regresas a tu casa para prepararle el desayuno a tu mamá, ¿Qué te parece? Le dije que sí, le di las gracias y me fui, Guardé todas mis nuevas adquisiciones en la cajuela del auto, con mucho cuidado para que no se arrugara.

De nuevo el viernes en la noche.

Estaba muy nervioso por lo que iba a ser en unas horas. Estaba tan cansado que aún con o los nervios, me quedé dormido hasta que sonó el despertador, eran la 4 AM en punto. Me metí a bañarme con mucho cuidado, y me rasuré muy bien las piernas, por suerte soy lampiño de brazos y pecho y escaso de barba, así es que con una navaja nueva, quede perfectamente rasurado, mi piel quedó lisa. Me puse crema como me recomendó mi amiga dependiente.  Me puse unos pans y una camisola, mis tenis, salí y me subí con mucho cuidado al auto y me fui a casa de mi nueva amiga y cómplice.
Su mamá le ayudó a ser Miss 2012 de su escuela.

Lo primero que me dijo que pasara al baño a ponerme la ropa interior, empecé a tener problemas para ponerme el brassiere, entonces me preguntó Bertha, si me ayudaba, con toda pena le dije que sí, entonces entró y me lo abrochó en lo que me decía, que todas las chicas al ponerse su primer brassiere les costaba trabajo, de seguro que más adelante no tendrás problemas, me puse rojo cuando me dijo eso. Al salir del baño me sentó en su “coqueta” y lo primero que hizo fue empezar a depilarme las cejas, me las dejó de tal forma que no se notaran mucho como hombre, pero definitivamente bastante femeninas. Me dijo que me pondría muy poco maquillaje, pues en el día no es necesario andar tan maquillada. Al terminar de maquillarme, me puse las medias, que sensación tan grande, al final me puso unos pequeños rellenos en las tasas del brassiere, me puse la blusa y la falda, después los zapatos y Berta me prestó una bolsa que hacía juego y me llevó a un espejo de cuerpo completo. Me quedé paralizado, lo que estaba viendo era a una CHICA, no había rastro de mi masculinidad. 

Berta me dijo que dejara de verme en el espejo, que parecía una chica real y se río, yo me puse rojo de la vergüenza. Me dijo, no te creas, pero ya se ta va hacer tarde, recuerda que tienes que preparar el desayuno antes que tu mamá se despierte. Salí con un poco de temor, pero como todavía era muy temprano, no había mucha gente en la calle. Tomé el auto y me dirigí a la casa. Entré con mucho sigilo y me fui a la cocina a preparar el desayuno de mi mamá.  Tuve que ir a cambiarme mis zapatos, pues era ruidoso estar en la cocina con los tacones y me daba miedo despertar a mi mamá antes de tiempo. Le preparé unos huevos a la mexicana con tocino, café sin azúcar y una concha. Todo lo puse en una bandeja  y puse una rosa. Y una tarjeta que decía, con todo mi amor: tu hija Fernanda.

Subí con mucho cuidado a su cuarto, pero antes me volví a ponerme mis zapatillas. Toqué dos veces, hasta que oí que mi mamá dijo: entra Nando. Entonces abrí la puerta y entré, entonces mi mamá rápido se cubrió con su sábana y me dijo ¿Quién eres tú? Inmediatamente, tú vas a ser mi hija por el día de hoy, mi mamá me lo dijo con una cara de preocupación, entonces le contesté con una vos delicada, -no voy a ser tu hija por este  día-, SOY tu hija con mi voz de siempre, entonces vi como empezaron abrírsele los ojos, se paró y empezó a rodearme viéndome de arriba a bajo, hasta que preguntó ¿Eres tu Nando? Le respondí, sí mamá, te prometí que tendrías una hija esta día, ¿No te gusta tu regalo? Sí, me gritó a la ves queme abrazaba y me besaba, te ves hermosa, como la hija que siempre soñé y no dejaba de abrazarme. Al fin me dijo que mejor desayunábamos en la cocina, para no desaprovechar ni un minuto de estar con su hija. 
No se niega el parecido de Mario con su mamá.

Bajé con la bandeja a la cocina y preparar mi desayuno, pensé que mi mamá solo se iba a poner su bata y a bajar, pero oí que se estaba bañando, el caso es que tardé media hora en bajar. Bajo vestida, aunque no se había maquillado pero se veía guapísima, se lo dije. Entonces me dijo que se arregló porque no quería verse fea junto aun muchacha tan guapa. Hay mamá no digas eso, a ti nadie te puede ganar en hermosa, estuvimos cruzando piropos un buen rato. Ya que estábamos desayunando me pidió que le contara toda la historia de cómo se me había ocurrido este regalo. Le platiqué todo, incluso de mi nueva amiga Bertha, quien tuvo mucho que ver con la imagen que tenía. A, pues me das el teléfono de esa maravillosa amiga para agradecerle. Al terminar le di el teléfono de Bertha y fue hablarle. Oí como le agradecía el haber contribuido al fabuloso regalo queme había hecho mi hijo, bueno mi hija, después fui al baño y ya no oí en que terminó la plática. Al salir del baño, mi mamá me preguntó que como oriné, de pie o me senté, nuevamente me puse colorado, le dije que me senté, pues me dio miedo manchar la falda, nos reímos y fuimos a la sala. Al sentarme me dijo que tenía que enseñarme algunas cosas, como caminar, como sentarme, como mover los brazos, etc.  Así es que estuve practicando mucho, hasta que mi mamá me daba el visto bueno, entonces pasábamos a otro movimiento. En eso vi la hora y le dije a mi mamá que me dejara ir a preparar la comida, entonces me dijo que no, que saldríamos a comer fuera. Inmediatamente le dije -no mamá me da miedo salir vestido así- Entonces me tomó de la mano y me llevó al espejo y me preguntó: ¿Que ves? A un muchacho con un una fada o a una linda muchacha? Le conteste que a una muchacha. Entonces hija, así te verán todas las personas que se nos cruces y, si encontramos a alguien que nos conozca, le diremos que eres mi sobrina Nanda, ¿De acuerdo? Además eres mi regalo y yo quiero ir a presumirlo a la calle. Cuando dijo eso, volví a ponerme rojo de pena. Me abrazó y me dio un beso en la mejilla. Esta bien mami, me dijo -voy a mi cuarto para arreglarme, mientras levanta la cocina-, sí mamita.

Al rato bajó muy guapa, con ropa casual, también con una falda y una blusa y con muy poco maquillaje, me tomo de la mano y salimos. Al llegar a la calle nos encontramos con la vecina Julia, inmediatamente mi mamá y Julia se saludaron, yo quería que la tierra me tragara. Entonces Julia preguntó ¿Quién es esta hermosa chica? Inmediatamente mi mamá contestó -Mi hija- Entonces Julia levanto la mirada y entonces le preguntó, la cambiaste por Fer? Sí, le contestó mi mamá, entonces Julia le dijo, pues saliste ganado. Dirigiéndose a mi me preguntó mi nombre, solo balbuceé Fernanda, enfatizando un poco la a. Exclamó, que padre, eres tocaya de Nando, solo asenté la cabeza afirmativamente. En eso nos dijo -ya me voy, se me hace tarde, a ver si se vienen mañana a la casa y platicamos un poco, mi mamá le contestó que sí, si te parece comemos juntas. Muy bien, hasta luego Nanda, dirigiéndose a mi, nos vemos mañana Nanda, solo asenté la cabeza. Al seguir caminado mi mamá me dijo, ya viste Fer, Julia no te reconoció, además se quedo impresionada por tu belleza. Nuevamente me puse colorado, tu crees mami, claro que sí hija, ya verás mañana que vallamos a su casa, pero mami, mañana ya no será tu cumpleaños, así… Me dice después vemos, súbete al auto. Ya en el auto, me dijo mi mamá que antes de ir a comer le gustaría ir a una tienda, le dije que sí, pues yo ya me sentía más seguro, ya que nuestra vecina de muchos años no me había reconocido.

Resulta que la tienda a la que íbamos, era donde trabaja Bertha, y lo que mi mamá había hablado por teléfono con ella, que no oí yo,   era que me compraría varias mudas de ropa, tanto interior como vestidos, blusas y faldas. Yo estaba en “shock”, no decía nada, solo veía a mi mamá y a Bertha tan emocionadas.

A partir de ese día, nació la hija de mi mamá y, su hijo se desvaneció rápidamente. Les digo que realmente ahora soy más feliz, no solo porque mi mamá es feliz con una hija, sino que descubría que realmente yo quería ser una CHICA.
¡Una mamá con su hija! Pero no tan nueva, como la de la historia, pero sí también muy feliz...

jueves, 11 de mayo de 2017

Julieta y Romeo



Una de las obras de teatro más representadas de Shakespeare ha sido Romeo y Julieta, ha pasado a convertirse en una de sus historias más famosas. Innumerables escuelas donde hay enseñanza de teatro, los  alumnos han representado esta obra.  En general, cuando la escuela es solo de niños, el papel de Julieta lo representamos chicos. Esto no es de extrañarse en el teatro, ya que en la época de las primeras representaciones, el papel de Julieta, fue representado por hombres, ya que en esa época por disposición real, las mujeres no podían ser actrices. Muchos de estos hombres, se especializaban únicamente en la representaciones femeninas, por lo cual los hacía afeminados en sus movimientos, lo mismo ocurre (hasta la actualidad) en el teatro japonés Kabuki.

Note la manzana de Adan de este actor interpretando
a una Geisha en el teatro Kabuki
La famosísima escena del beso entre Julieta y Romero, en
Escena del beso en la versión de Romeo y Julieta de Hollywood.
las primeras representaciones fue entre hombres, pues como ya dije, las mujeres no participaban en el teatro.

En muchas escuelas de chicos, cuando se representa esta obra, son chicos representan a Julieta, en esa famosa escena del beso, simplemente lo simulan, claro, lo más seguro que algunos de estos chicos, se aprovechan en darle un beso a su compañero de clase que representa al guapo de Romeo.

Me gusta ver revistas viejas, un día en la “Blogger” de Stana, puso un nota de un artículo publicado por la antigua revista LIFE (la publicación de enero de 1939), donde un grupo de Boy Scouts de Sheboygan en Wisconsin, representaron una parodia de Julieta y Romeo, como eran puros chicos, varios tuvieron que representar los papeles femeninos.
Los chicos preparándose para sus papeles femeninos
Julieta, preparándose para su representación, sin saber que un chico guapo le iba a dar su primer beso de amor.

Al ser una parodia, en muchas de las escenas trágicas, hay bailables de la época e incluso, hubo un Can-Can.
y un baile Hawaiano.

En la escena del beso, el chico que representa a Romeo , se aprovecha y le da un beso bien plantado a Julieta (Donny Wolf) que se veía hermosa, creo que no lo resistió.
Romeo se acerca a Julieta
Julieta trata de fingir el beso, pero Romeo la abraza y le da un beso bien plantado.
el público enloquece.


Me divertí mucho viendo las fotografías y leyendo el texto (El LIFE casi no escribía texto, lo principal eran las fotografías).

Les mando un beso y un abrazo

lunes, 1 de mayo de 2017

¿Desde Cuando Existen los Travestis?

Hola Amigas, esta es una pregunta que creo que muchas veces nos hemos hecho, ¿no creen?


Muchas veces no hemos preguntado ¿porqué a mi? Y no por renegar de nuestra feminidad, sino simplemente por curiosidad o por que este gusto de vestir bonitas nos ha llevad a conflictos interminables durante toda nuestra vida (hay chicas que por esta razón sí reniegan de su feminidad). Por suerte hoy en día, los medios de comunicación y en particular el Internet, nos han hecho ver que no somos la única persona en el mundo por tener una personalidad femenina en un cuerpo de hombre. Nos hemos dado cuenta que habemos un número increíblemente grande de chicas como nosotras.  Hay veces que nosotras las chicas maduras, pensamos: ojalá y hubiera habido estos medios de comunicación en nuestra época, pues cuando era joven se sufría mucho por pensar que éramos un “bicho” raro, caído en este mundo ten hermoso y, eso no nos dejaba disfrutar de esta hermosa vida.
Otra gran pregunta es, ¿a que se debe nuestro gusto por la ropa femenina? Esta pregunta no tiene realmente una respuesta desde el punto de vista médico-científico y creo, que pasará algún tiempo en que pueda responderse (particularmente creo que algún día, y no muy lejano, se pueda saber que pasa en nuestro cerebro que hace este gusto por la ropa hermosa). Pero creo también, que podremos vivir muy felices sin necesidad de saber esa respuesta.
Otra pregunta y, es la que da origen a este pequeño trabajo, es ¿desde cuando existe el travestismo? La respuesta tampoco la sabemos, pero yo personalmente estoy convencida de que existe desde que empezó a ver diferencia entre la vestimenta de la mujer y el hombre, a diferencia de la homosexualidad, que creo que esta existe desde que el ser humano evolucionó (para los creyentes de alguna religión, sería desde la creación del hombre). Yo siempre pensaba que el travestismo era algo nuevo, pues pensaba que: qué chiste tiene usar una falda larga que cubre completamente los pies, no ponerse maquillaje y usar una blusa o saco que cubre hasta el cuello y mangas largas, ¿qué chiste? Me preguntaba yo. Esto es lo que yo pensaba cuando era joven, hasta me felicitaba de haber nacido en esta época donde me podía maquillar y poderme poner una minifalda y unas medias psicodélicas.  

Pero ¡OH! Sorpresa, existen muchas anécdotas en la historia en que hombres usaron atuendos femeninos.
En la siguiente fotografía se ve a un funcionario publico con un alto cargo oficial en Alemania, tanto en su atuendo masculino como en el femenino, a principios del siglo XX (fotografía obtenida del Instituto de Sexología (1919-1933) de Berlín), como pueden observar, él esta vistiendo como yo no podía imaginarme que alguien disfrutara de su feminidad en esas condiciones. Claro, lo que sucede es que estaba completamente equivocada, cada ser humano vive su travestismo en función de la época nos gusta vernos como las hermosas mujeres que vemos cotidianamente en cualquier parte, sea en el trabajo, en el cine, en el metro, en la calle, nuestras vecinas, a las modelos que salen en la televisión, etc. Por esta razón, este señor funcionario disfrutaba vestir una falda larga y saco que le cubre el cuello y mangas largas, sin  maquillarse, segura que disfrutaba el llevar su bolso y su sombrilla y ese enorme sombrero cien por ciento femenino.
Otro ejemplo fue Calígula, él se creía un dios y también una diosa, por lo tanto había ocasiones en que se vestía de mujer y actuaba completamente como mujer, tenía a su amante hombre y, cuando era un díos, entonces se vestía de hombre y tenía a su amante mujer. Organizaba obras teatrales donde el era la protagonista principal, casi siempre en papeles femeninos y en general, una diosa. Estoy segura que antes de Calígula existieron muchos otros hombres que les gustaba vestirse y actuar como mujeres.  

El ejemplo más patente fue el Caballero D’Eon, que incluso varios especialistas de mediados del siglo pasado acuñaron la palabra eonismo para definir a los travestís.  Este caballero nace en Francia en 1728, su familia es acomodada, desde niño se 
ve fascinado por la ropa de mujer, además que su mamá lo alentó a vestirse de niña. Llega a ser un importante oficial de ejército imperial frances, fue un gran espadachín (esgrimista). El Rey le encomienda misiones de espionaje en Rusia e Inglaterra, siempre como mujer. Hasta su muerte después de la revolución francesa, realizó muchas actividades en el papel de mujer, no fue sino hasta su muerte, que se  determinó
oficialmente que era hombre. También tuvo innumerables amantes, todas mujeres, con esto  podemos suponer que es el primer “travestí heterosexual” que registra la historia. Los últimos años de su vida fueron en Londres en compañía de una de sus primeras amantes, la gente pensaba que eran dos hermanas que vivían acompañándose.





También se cuenta que a Oscar Wilde su mamá lo  vestía de niña durante su infancia (esto no esta confirmado), pero existe una foto de él en atuendo femenino representando a Salomé, como pueden observarla en la foto. En este caso, Oscar realmente se vistió de mujer de forma fortuita, lo más seguro que a él no le causaba el placer que a nosotras nos causa hacerlo.

Una tradición Victoriana, era el vestir a los niños y niñas entre los 0 y 6 años prácticamente iguales. La forma de vestirlos era más de niñas que de niños. Claro, todo esto se daba en las familias acomodadas, ya que los niños pobres (como siempre) solo podían dedicarse a sobrevivir, lo mismo que sus correspondientes padres. Hay toda una historia a este respecto, les recomiendo que visiten la página de Internet (se encuentra en Ingles) http://members.tripod.com/~histclo/

También en esa época Victoriana, se impuso una moda en los niños, en que eran vestidos prácticamente como niñas, incluso se les dejaba crecer el pelo y se les hacía rulos. También de esa época se desprendió la disciplina de las enaguas, o sea que a los niños traviesos se les obligaba a usar ropas femeninas, para ser humillados y de esa forma no volvieran hacer travesuras. 

En Inglaterra, también en la época Victoriana (1819-1901) se popularizo un método para someter a los niños traviesos, esto era ponerles ropas de niña para humillarlos. Este castigo era muy efectivo, pues el machismo de la época hacia que un niño no deseara volver a pasar por un castigo de ese tipo. A este castigo se le denominó “Petticoat Dicipline”, que significa “La Disciplina de las enaguas”.  Hay que recordar que la Reina Victoria era una mujer que le importaba mucho las buenas costumbres y el decoro de las personas, tenía la idea que los niños no deberían hacer travesuras, por esa razón ella era una de las principales promotoras de los castigos ejemplares para los hijos  el cual incluía “La Disciplina de las Enaguas” (una paradoja es que su hijo cuando fue mayor de edad, se comportó de la manera más irresponsable que ha habido en la familia real Inglesa). Este tema fue abordado ampliamente por revistas familiares de la época, donde se daban consejos relacionados a la familia, el cual incluía los diferentes castigos a los hijos, principalmente el ponerles ropas de mujer.  Este tipo de disciplina prosiguió más de la mitad del siglo pasado, se encuentra bastante literatura sobre este tema principalmente después de la segunda guerra mundial y hasta los añoso 60.
Como hemos visto, el travestismo existe desde hace mucho tiempo, y muchas de las veces este ha sido inducido por los propios familiares, principalmente como un medio de disciplina. En este punto nos debemos preguntar ¿por qué se usa como disciplina? La respuesta es simplemente por el machismo que ha existido desde que el hombre es hombre o sea, que el ponerle un atuendo femenino a un hombre es rebajarlo, pues siempre el hombre ha sostenido que la mujer es inferior al hombre. Desgraciadamente esta idea persiste hasta nuestros días. Alguien me comentaba que las cosas estaban cambiando y, que ya no nos agredían en la calle si vamos hermosamente vestidas. Esto no quiere decir que en la sociedad este disminuyendo el machismo, sino simplemente debido a los medios de difusión masiva, la gente se esta acostumbrando a vernos, por tal motivo ya ha disminuido esa agresión tanto verbal como física. El machismo continua, la gente podrá ver con indiferencia a una de nosotras, pero si se llega a enterar que alguien de su familia se viste hermosamente, esto será una tragedia familiar.
Bueno con esto he terminado estas líneas, esperando que de algo haya servido, que si no, por lo menos yo me divertí escribiéndolas.
Atentamente
Fernanda
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