viernes, 5 de mayo de 2023

Cómo llegué a ser una Quinseañera

NOTA: 


Por cualquier cuestión de derechos de autor, usaré nombres inventados por una servidora, y pondré algunos fotogramas tomados de los videos de Fabricio Castro. Desgraciadamente no tengo manera de contactarme con él para solicitarle su permiso explícito, pero en un tiempo Fabricio abrió una red social donde podíamos expresarle nuestra opiniones sobre su trabajo y, en una ocasión le pedí permiso para usar algunos de sus fotogramas en mis historias, él amablemente accedió, por esta razón me atrevo a usar su material.



Empezamos con la historia de mi hermana Luisa y mía, somos mellizos, cuando éramos bebes hasta los seis meses, nos parecíamos mucho, cuenta mi mamá cuando nos paseaba en nuestra carreola doble, solo se podía ver la diferencia por los aretitos de Luisa. Crecimos en un hogar muy amoroso, eso hizo que el amor de hermanos entre nosotros fuera muy fuerte. Todo lo  tratábamos de hacer juntos, además las amigas de Luisa fueron mis amigas y mis amigos fueron amigos de mi hermana, así es que formábamos un grupo grande de amigos. Obviamente mi mamá siempre nos festejó nuestros  cumpleaños juntos, las velas las apagaban los dos al mismo tiempo y teniendo muchos invitados. Ya para esa época ya no nos parecíamos mucho, Luisa era una hermosa niña y yo un típico niño de nueve años.


 

A esa edad, me interesé mucho por el futbol, así es que mi mamá me  inscribió en un club de futbol infantil. Me emocioné, pero le preguntó a  mamá ¿y Luisa no la vas apuntar en club? Me contestó, no hijo, es solo para niños, entonces le dijo a mamá que por qué no buscaba un club donde admitieran niñas también. Estuvo de acuerdo y encontró un club donde podían estar juntos los mellizos, aunque en futbol no había equipos de niñas, bueno dijeron los mellizos, al menos estaremos juntos en el club. Poco a poco a Luisa le empezó a gustar el futbol, entonces al terminar las clases Luisa y yo nos íbamos a la cancha a jugar, yo le enseñaba a Luisa cómo debía de patear el balón, burlar al contrincante, en fin, todo sobre el futbol, así pasamos un año en ese club. Por cuestiones económicas mamá tuvo sacarnos del club, pero en la escuela ingresaron a un equipo de futbol de la pequeña liga escolar. En la escuela todos los deportes los hicieron mixtos, gracias a eso pudimos jugar en el mismo equipo de futbol. Nuestro equipo durante el torneo fue el mejor gracias a que Luisa y yo nos coordinábamos muy bien, pues ese entrenamiento de un año en el club hizo esa gran coordinación entre nosotros.

Al terminar el campeonato nuestro equipo fue el campeón, ahora el profesor de deportes tenía que formar la selección de la escuela para participar en el campeonato entre las escuelas primarias de la zona. Entonces resultó que me eligieron pero a Luisa no, entonces mi mamá fue hablar con el profesor por qué a Luisa no la había elegido, el profesor le explica que en el campeonato a nivel de selecciones no esta permitido a las niñas, solo deben ser  niños, triste mi mamá fue a darnos la mala noticia.

A la semana siguiente se inició el entrenamiento de la selección, resultó muy mal, no había coordinación entre la media y la delantera, pasaron dos semanas y no había avances, así es que el profesor decidió que el equipo campeón fuera la selección. Mejoró mucho, pero no podíamos anotar gol, la delantera no nos coordinábamos absolutamente nada, en ese momento se dio cuenta de la importancia de Luisa, para poder ser invencibles.

AL día siguiente cuando mi mamá fue por nosotros a la escuela, el profesor de deportes le pidió si podían platicar junto los cuatro. Básicamente le platicó la necesidad de tener a Luisa en la selección, entonces mi mamá le preguntó que si ya habían aceptado niñas en el selección, el profesor le contestó: desgraciadamente no y por eso quiero platicar con ustedes tres. Los tres pusimos cara de pregunta ¿QUÉEE? Entonces mi mamá le preguntó qué cómo iba a inscribir a Luisa, pero como mi mamá es muy inteligente, ella misma contestó. Le dijo al profesor Pretende que hagamos pasar a Luisa por un chico, con mucha pena el profesor asentó la cabeza. Entones mi mamá le dijo, va ser difícil, pues mi hija es muy femenina y le fascina su pelo largo,  así es que dudo pueda pasar por niño, no creen, viéndonos a todos, asentimos la cabeza todos. Entonces el profesor me preguntó que que opinaba yo, le dije que sería magnífico que mi hermana jugara con nosotros, pero creo que depende de ella solamente, mi mamá asentó la cabeza y todos volteamos a ver a Luisa, ella dijo que sería fabuloso jugar el interescolares, pero que sería muy difícil pues no quiero cortarme el pelo y efectivamente como dice mi mamá, soy muy femenina. El profesor no perdió la esperanza y al despedirse nos dijo que lo pensáramos pues el último día de las inscripciones del equipo era la semana entrante.

El sábado mi hermana me dijo que fuéramos a jugar un rato futbol, obviamente ella disfrutaba mucho el juego, al terminar de jugar nos sentamos en el pasto para descansar un poco antes de ir a la casa.  Entonces ella me pregunto que si se cortaba el pelo podría pasar por niño, le dije directamente, estarías dispuesta a cortarte el pelo, ella hizo una cara pensativa y me contestó, en principio sí, al fin vuelve a crecer, pero no me agradaría que mis amigos se burlen de mi por parecer un niño, por eso estoy segura que no lo haré. Rápido me puse a pensar que podía decirle para animarla a inscribirse. Nos fuimos a casa, para esto estaba por venir nuestro doceavo cumpleaños y a lo hora de la comida tanto mamá como papá nos preguntaron que qué queríamos para ese día, como siempre pedimos una fiesta y que nuestros regalos se los dejábamos a la imaginación de nuestros papas, pues siempre había sido así. Entonces mi papá, que ya estaba al tanto del problema del futbol, le preguntó a mi hermana que si ya había decidió hacerse pasar por niño y ayudar a ganar la copa interescolares. Luisa le dijo que no, aunque sería muy bonito hacerlo. Entonces papá le preguntó, si se te hace bonito entonces ¿por qué no quieres ir?  Entonces mi hermana le dijo que lo que le daba mucho miedo era que tanto los amigos como familia se burlaran de ella, mi papá le contestó que de seguro no pasaría así, que la familia y amigos son personas que entienden perfectamente la situación. Así empezamos a discutir los cuatro dando argumentos y contra-argumentos, ya alterada Luisa nos dijo, lo haré si después Fernando para un cumpleaños se viste de niña, pero que pase como niña no nada más ponerse un vestido. Entonces ya eufórico yo le dije que aceptaba, eso hizo que mi papá se pusiera contento, pues él es fanático del futbol. De repente me di cuenta de lo que había dicho, pero pues ya lo había hecho y ni modo. Luisa ya no tuvo otra opción que aceptar, pero me dijo, yo voy a decidir en que cumpleaños te vestirás como yo para que parezcamos mellizas, entendiste, pues no me quedó más remedio que aceptar. Entonces papá nos dijo, para que no haya después problemas vamos hacer un contrato, Luisa dijo que era mejor, porque las palabras se las lleva el viento. Básicamente el contrato decía que yo aceptaba vestirme exactamente igual que mi hermana el día de nuestro cumpleaños y, ella decidiría que cumpleaños sería, además debería tener un entrenamiento para ser tan femenina como mi hermana el día que ella eligiera.

Entonces mi mamá le dijo a Luisa que empezara a imitar mis movimientos y que tenían que ir a comprar ropa y asar a la peluquería, a Luisa le dio un poco de miedo, pues su transformación empezaba inmediatamente. Luisa le preguntó a mamá ¿qué ropa me vas a comprar? La ropa de Fer me queda perfectamente.   Sí hija, pero no vas a compartir la ropa interior de Fer. Entonces Luisa exclama, ¡claro que no! Yo seguiré usando mis pantaletas al fin estarán debajo del short o pantalones. Sí hija, pero vas a entra a los vestidores donde son todos niños, entonces tendrás que usar los calzoncillos tipo bóxer para que no haya problemas. Entiendo mamá, pues ni modo vamos a comprarlos.

Para que nadie se enterara de que Luisa pasaría por niño, fuimos al otro lado de la ciudad, para esto mim mamá le cortó el pelo a Luisa lo más parecido a mi, al vernos en el espejo, nos dimos cuenta que realmente nos parecíamos mucho, es impresión de que no nos parecíamos era simplemente su pelo largo.

El profesor de deportes se puso feliz, él ya había convencido al director de la escuela que Luisa jugar pasando como niño. Toda la semana Luisa no solo me imitó a mí sino a nuestros amigos hombres, el caso es que cuando llegó el día de las inscripciones se nos dio de alta como Fernando y Luis García Reyes, los mellizos. Para esto el profesor ya había hablado con los organizadores del evento y con el director de la escuela. Todos llegaron a la conclusión de que se una niña al equipo realmente lo perjudica en lugar que lo beneficie, si fuera al revés, definitivamente quedaría prohibido. Una vez que el profesor se entero de que Luisa estaba de acuerdo, ese mismo lunes habló con todos sus compañeros para informarles que Luisa durante  toda la competencia será Luis.

El caso es que cuando empezó el campeonato, ya todos sabían que Luis realmente es una chica, pero lo que nadie pudo discernir es; quién de los dos mellizos era Luisa y se llegó al acuerdo que sea información no se le diría a nadie.

La mancuerna que hicimos Luisa y yo le dimos el campeonato a nuestra escuela. Después de la entrega del trofeo el equipo nos fuimos a comer  festejamos con una comida todo el equipo, y nos echaron muchas porras nuestros compañeros y maestros.

Al regresar a casa dijo Luisa, al fin podré usar mi ropa, pero mi mamá le dijo que que se esperara hasta después del nuestro cumpleaños, ¿porqué mamá? Solo para que por única vez festejen su cumpleaños mis cuates como dos niños. Mmmm, pero ya no usaré estos incómodos bóxers, esta bien hija…

Al día siguiente empezó la fiesta al medio día, mi mamá nos había preparado dos trajes de niños completamente iguales, las camisas, pantalones, las corbatas y el saco para. Una vez que ya  estábamos listos y que venían los primeros invitados mi mamá nos llamó y nos puso uno al lado del otro para recibir a los invitados. Mi tía Lola junto con mi prima Lolita fueron las primeras en llegar, al vernos no lo podían creer, “…pero sí están igualitos, no sabría decir quiene es Luisa…” fueron a pones los regalos en una mesita que mi mamá puso para ese fin. Así fueron llegando todo todos los invitados y, el común denominador fueron los albos a Luisa, pues nadie podía decir que era una niña. El día pasó y todos estuvimos muy contentos disfrutando la fiesta en compañía de familiares y nuestros amigos de la escuela y vecinos. Llegó el momento de abrir los regalos, a la pobre de Luis le dieron algunos regalos para niños, cuando lo abría y lo veía hacía una mueca y me lo daba, yo salí ganando, su comentario final fue, ya me desquitaré cuando nos toque ser niñas los dos, y nos reímos, pues sí hermana tienes toda la razón. Cuando dijimos esto, los amigos y parientes abrieron los ojos y nos preguntaron qué cómo estaba eso, entonces Luisa les explicó el trato que habíamos hecho los cuates. Entonces nos dijeron quién nos avisaran en que cumpleaños sería, Luisa les prometió que en cuanto ella lo decidiera se lo diría.

La fiesta siguió, jugamos principalmente juegos donde participábamos todos los niños, Luisa tuvo que jugar como niño. Después pusieron música y nos pusimos a bailar, ningún niño quiso bailar con Luisa, así es que algunas niñas lo sacaron a bailar, Luisa no se molestó y sacó a bailar a una de sus amigas...  Al día siguiente Luisa ya traía su ropa normal y no se le veía ningún amaneramiento masculino, era la de siempre, así es que la vida de la familia regresó a a su normalidad.

Al siguiente año pensé que mi hermana me haría que me convirtiera en una niña para nuestro cumpleaños, pero ella no tocó el acuerdo que habíamos hecho el año anterior, ahora cumplíamos 12 años, por lo tanto pensé que se le olvidó y que ya no tendría que preocuparme por el dichoso acuerdo.

Así pasaron dos años más, Lisa no menciono en ningún momento el acuerdo, incluso a mí se me olvidó completamente cuando cumplimos 14 años.

Faltando 3 meses para que cumpliéramos 15 años, mi mamá nos dijo que nos iba a festejaríamos nuestros 15 años la próxima semana, será aquí en casa, vi que Luisa no protestó, pues yo pensaba que ella quería una fiesta típica de 15 años. Entonces yo le pregunté a mi mamá, ¿porqué festejábamos con tres meses nuestro cumpleaños? Y ¿y porqué no dices nada Luisa? Entonces Luisa se paró de la mesa y fue al trinchero y tomó un papel, la razón mi querido Fer es esta, me da el papel y resulta que era el convenio que había firmado cuatro años antes, entonces me dijo que festejaríamos nuestros 15 años como dos hermosas señoritas. Le dije, yo pensé que eso ya se había olvidado, pues pasaron cuatro años, no mi querido Fer, me contestó, el contrato no tiene fecha de caducidad verdad papá. Entonces mi papá dijo: Fer, recuerda que te lo advertía y tú con tal de ganar el campeonato Inter-primarias aceptase todo lo que está en el contrato, así es que si eres un hombre tendrás que cumplirlo completamente, ya ni modo, tuve que aceptar cumplir totalmente con el contrato. 

Entonces mi mamá me dijo que al día siguiente de nuestro cumpleaños  empezamos con tu feminización, repliqué, por que tan pronto, si faltan todavía tres meses, en una semana antes es más que suficiente ¿no crees? Mamá me contestó, no lo creo, tienes que aprender manerismos femeninos, andar en zapatos de tacón alto, aprender a bailar como chica, etc. etc. Al oír decir esto a mi mamá mis piernas se me aflojaron completamente, traté de protestar, pero no me salían mis palabras.


El siguiente sábado celebramos los 15 años como mis papas lo habían planeado, fue una reunion completamente familiar, mis papas y un tía y mis cuatro abuelos. Mi abuelo paterno nos preguntó por que la anticipación del cumpleaños, entonces mi papá le contó la historia del convenio, mi abuelo protestó que so no se debe hacer, entonces mi papá le dijo que los cuates deben cumplir con sus compromisos, yo no estuve de acuerdo hace cuatro años que se hizo; dijo mi papá, pero Fernando no entendió razones y ahora debe cumplir, ya no tuvo argumentos mi abuelo y se quedó callado. Terminó la fiesta y  mis papas fueron a dejar a mis abuelos, Luisa y yo nos quedamos a tomar un café con una rebanada de pastel. Entonces le dije a Luisa que seguía pensando que era mucho tiempo para feminizarme, entonces Luisa me dijo que posiblemente sí sea mucho tiempo, pero no lo vamos a saber hasta que empieces a aprender los ademanes femeninos. Por ejemplo, me dijo Luisa, mira como tienes tus brazos sobre la mesa y observa como los tengo yo. Trata a partir de hoy poner tus brazos como los míos cuando te sientes a la mesa, en una semana veremos sí aprendiste o no. Así seguimos hablando sobre detalles que debería tener en cuenta, que en conjunto aportan el comportamiento femenino. Yo no había reparado en esos detalles, por ejemplo cuando te acomodos los lentes, en general las mujeres usan las dos manos para acomodárselos, en cambio los hombres usan una sola mano tomando los lentes por el centro. Los hombres cuando se sientan siempre tiene abiertas las pierna, puede ser poco o mucho, pero siempre abiertas, en cambio nosotras siempre las piernas las ponemos juntas, ya sea cruzadas o no. Así seguimos platicando de esos detalles hasta que regresaron mis papas, de ahí nos fuimos a descansar, pues al día siguiente empezaría el proceso de feminizarme. 

Al día siguiente mi mamá y Luisa me llevaron a un centro comercial a las tiendas de mujeres, para mi sorpresa entraron a la parte de lencería, yo me asusté y les dije que por que entrábamos ahí, me contestaron que una chica como yo, debía usar lencería, les dije que por qué, sí bajo el el vestido no se vería mi ropa interior, entonces Luisa me contestó; lo siento hermanito, pero para que las faldas y vestidos se vean bien es importante las pantaletas y brasiers, recuerda que me obligaste a usar bóxers, ¿te acuerdas? Al decirme eso ya no protesté recordando lo que me dijeran Luisa, así es que desde ese momento decidí aceptar todo lo que me dijeran Luisa y mamá. Al salir de la tienda nos dirigimos a un salón de belleza, me sorprendí y le dije a mi mamá que no era muy pronto para ir a un salón de belleza, no Fer, es para perforarte los oídos, ¿qué? porqué, no es necesario, es mejor ahora para que cuando sea tu cumpleaños los aretes no te lastimen tus oídos. Ya nos estaban esperando, inmediatamente una señorita me tomó de la mano y me llevó a una sillón y dijo, no te apures no te va a doler, es rápido. Efectivamente me  dolió absolutamente nada.

Cuando llegamos a casa inmediatamente mi mamás subió a mi cuarto y empezó a poner la ropa de mujer que compró para mi. Ya era tarde bajamos a merendar y después a dormir.

Al día siguiente durante el desayuno mi mamá me dijo que al llegar de la escuela me bañara y me iba a estrenar una de las faldas que me compró, y usando tu nueva ropa interior, yo solo abrí los ojos y comente que si no era exageración empezar, entonces Luisa me dijo, vamos a ver hoy que tan rápido aprendes y podremos hablar de tiempo que necesitaras para feminisarte, ¿estas de acuerdo? Entonces sonreí y le dije que estaba de acuerdo, pues pensé que yo podía aprender fácilmente a comportarme como una niña.

Al llegar a casa, hice lo que me había dicho mi mamá. Al entrar a mi cuarto, sobre mi cama estaba una falda una blusa y un juego de ropa interior, unas pantaletas, un brasiere y unas calcetas de niña y unos zapatos bajos de mujer. Suspiré y entre a bañarme pensando en que problema me había metido todo por ganar un campeonato de fútbol hace cuatro años…

Cuando me estaba bañando, mi mamá entró para preguntarme si iba a necesitar ayuda para vestirme, le dije que no, que era fácil y que yo podría hacerlo solo, esta bien, me contestó mi mamá. Al salir del baño me senté en la cama contemplando la ropa de mujer que tenía que ponerme, pensando nuevamente en que problema me había metido y que iban a pensar mis amigos al ver como me iba feminizarme.  Después de cinco minutos de pensar tantas cosa adversas a esta situación decidí empezar a vestirme. Como siempre lo primero es el bóxer, claro que aquí fue la pantaleta, era una de tela lisa color negra, al menos no tenía encajes y todas esas cosas que en general usan las mujeres, como las había visto cuando estaban en el tendedero las de Luisa y de mi mamá. Al llegar para acomodar mi pene, pues nunca había usado trusas, sentí una pequeña erección, eso me dio mucha pena, pues cómo una pantaleta me excitó sexualmente, aunque me gustó pues sentí una sensación diferente cuando yo me excitaba manualmente. Por otro lado me sentí muy incómodo  pues estaba acostumbrado a que mi pene estuviera en plena libertad. Desapareció la erección y traté de acomodar mi pene de la mejor manera, para minimizar la incomodidad. Oí a mi mamá volverme a preguntar si me ayudaba, le volví a contestar que no. Tomé la falda, la estiré y procedí a ponérmela, seguido me puse las calcetas y después intenté ponerme el brassier, up, no encontraba cómo hacerlo, por más que intentaba no podía ensartar los ganchitos, en eso entró mi mamá y me vio luchando con el brassier, esbozó una sonrisa y me dijo, a ver Fer, ponerse el brasier es un arte, pero como estas empezando y ya tenemos hambre para que bajes a comer, te doy una forma fácil de ponérselo. Gira al frente los ganchillos lo cierras, lo vuelves a girar para que los ganchillos queden atrás y te pones los tirantes finalmente lo acomodas para que no te moleste y se salió del cuarto.  Seguí sus instrucciones al pie de la letra y quedó puesto el dichoso brassier en mi torso (34-B, en ese momento no tenía idea del significado de la talla.), finalmente me puse la blusa y los zapatos y salí del cuarto. 

No sentamos a comer, y platicamos cómo nos había ido en la escuela ese día, así pasamos toda la comida, al terminar Luisa me dijo, vamos analizar cómo te comportaste, fuimos a sentarnos a la sala y nos sentamos frente afrente. A ver Fer, mira tus piernas cómo están, alcanzo a ver tus pantaletas perfectamente, rápido las  cerré, y durante toda la comida tuviste los codos sobre la mesa y ayer me dijiste que yo vería que era fácil adquirir los manerismos femeninos ¿qué me dices? ¿Todavía crees que con una semana lo podrás aprender? No Luisa, me has convencido, bueno pues vas a empezar a aprender a caminar en tacones altos, me dijo. Subimos a mi recámara y Luisa sacó las zapatillas con un tacón de 7cm póntelos y trata de caminar, Luisa también se puso sus zapatos, solo que los de ella eran de 9cm. La tratar de caminar, mis tobillos tendían a doblarse, así seguimos como media hora hasta que le dije a Luisa que descansáramos, pues me dolían los tobillos y la planta de los pies. La planta de los pies te duelen porque no estas poniendo tus pies como debe ser, de seguro estas haciendo un esfuerzo para que sientes que tus pies se resbalan hacia adelante, tienes que aprender a relajar tus pies y los dolores van a desaparecer. Luisa siguió enseñándome otros movimientos femeninos, como cuando se come los brazos deben estar lo más pegados al cuerpo, así como cuando caminamos. Al reto llegó mi mamás y me dijo que íbamos a que tener que depilarme las cejas, le dije inmediatamente no mamá, se van a burlar mis compañeros mañana, se río mi mamá y me dijo que no me apurara, solo serían unos tres pelitos por ceja, pues si lo hacemos. lentamente tus compañeros no lo van a notar, y al paso del tiempo no se darán cuenta, las vamos a dejar con un tamaño de ancho más o menos igual, ya para cuando se acerque la fiesta, entonces las depilaremos un poco más para que queden muy bien, así es que ya no dije absolutamente nada y volaron seis pelitos de mis cejas. Así fue pasando el tiempo, aprendí a usar faldas cortas aplicando los trucos para que ningún momento se vieran mis pantaletas.

Después de mes y medio logré dominar los tacones de 3 pulgadas, ya no me dolían mis pies ni los dedos, me dio mucha alegría, entonces Luisa sacó los tacones de 4 pulgadas. Cuando me los puse sentí que estaba en una cuerda floja, pero no, me bastó una semana para dominarlos. Aquí quiero comentar que cuando estaba en mis zapatillas de 5 pulgadas y tenía puesta mi falda, sentí un empoderamiento, me sentía que yo dominaba al mundo, es curioso porque eso le oí a una actriz hace muchos años y ahora lo estaba sintiendo.

A mes y medio de la fiesta ya estaba bastante avanzada mi feminización, a diario para ir a la escuela usaba ropa interior femenina y ya con encajes tanto en el brassier como en las pantaletas y de colores que en general se asocian a lo femenino. Ya mis cejas se veían delgadas, pero desalineadas, que es como mi mamá me había dicho que quedarían para que no hacer alboroto con mis compañeros de la escuela.

Faltando tres semanas para el cumpleaños, ya mis manerismos femeninos eran muy naturales, iguales que los de Luisa. Pero Luisa y mi mamá notaron algo muy particular sobre mis manerismos tato femeninos como masculinos y era que si estaba vestido de hombre mis manerismos eran completamente masculinos y, si estaba vestido de mujer mis manerismos eran totalmente femeninos, gracias a esto, nadie de mis amigas y amigos sabían que mis quince años sería como chica.

Un sábado antes de nuestro cumpleaños, después de desayunar mi mamá me dijo que me vistiera de chica con las faldas y blusas que me había comprado hacía tres meses. Le pregunté que por qué y me dijo que iríamos a comer fuera de la casa para ver cómo me comportaba  como chica, pues hasta ese momento no había salido a la calle como chica. Perfecto mamá, le dije, creo que me voy a divertir mucho. Estaba subiendo a mi cuarto y mi mamá me dijo que me pusiera la minifalda azul, y la blusa blanca. Entré a bañarme y rasurarme todos vestigio de pelos tanto en la cara como en el cuerpo, lo bueno que soy bastante lampiño, o sea fue fácil quedar sin pelos que descubrieran mi masculinidad. Pero antes de entrara bañarme preparé la ropa que me iba a poner, la falda azul, la blusa blanca, un juego de brassier y pantaletas  blancas, mis zapatillas azules. Al salir me puse todo, me di cuenta que la falda realmente era mini, o sea con un movimiento descuidado se verían mis pantaletas y sí alguien las vierta por el frente creo que tendría muchos problemas. Claro que mi hermana me enseñó perfectamente como usar una minifalda para no tener momentos bochornosos. Terminé de vestirme y me senté a maquillarme, pues mi mamá me enseñó hacerlo, tanto para el día como la noche y para una fiesta. El pelo lo tenía un poco largo, lo peiné para darle un toque femenino.

Al bajar para irnos ya estaban mi mamá y Luisa, al verme me echaron muchos piropos de lo hermosa que me veía, aunque vi que mi mamá puso un poco de cara de extrañeza, creo que por que era la primera vez que ninguna de las dos me ayudaban a arreglarme. 

Ya en ese momento me sentía como un pato en el agua, salimos fuera de la casa y mi comportamiento era exactamente como sí fuera una chica real. Mamá dijo que fuéramos al centro comercial de compras, pues cada año renovamos nuestros guardarropas. Al bajar del auto fuimos caminado al centro comercial, de repente pasaron unos chicos y nos echaron unos piropos, creo que no fueron groseros porque nos acompañaba mi mamá. Al oir los piropos me sentía que miedo, pues nunca en mi vida alguien fuera de mi familia me habían echado piropos y menos chicos de mi edad. Mi mamá lo notó y me preguntó que pasaba, ya le expliqué y me contestó, te comprendo, pero recuerda que estamos las tres juntas. por eso les sugería que se pusieran minifaldas, cuando tu hermana va sola nunca lleva minifalda ni ropa provocativa, sé que esta mal, las mujeres deberíamos poder usar lo que quisiéramos, pero desgraciadamente la sociedad esta mal y muchos “nerdentales” al ver a una mujer con ropa ajustadas creen que les da derecho a molestarlas. ¿Me entiendes Fer? Al oír esas palabras de mi mamá me sentí mucho mejor y instintivamente la tome del brazo, creo que es hizo sentirme más seguro. En ese momento entramos al centro comercial. Llegamos y nos fuimos a la sección de caballeros, así es que empecé a escoger algunas camisas y pantalones, así como trusas y calcetines, en ese momento Luisa me preguntó ¿porqué compras trusas y no bóxers como siempre? Le conteste, es que ya me acostumbré a las pantaletas y el otro día que me puse unos bóxers, me sentí incomoda y creo que lo más parecido a las pantaletas son las trusas. Entonces Luisa me quitó las trusas y solo agarró una y me dijo, esta es para cuando tengas que ir al doctor o con tus amigos a las fiestas, vamos a completar con pantaletas, le contesté que no, cómo iba a estar usando pantaletas todo el tiempo, ¿no has estado usando pantaletas estos tres meses? Bueno sí pero…. Nada de peros, se ve que te gusta usarlas y no hay ningún problema, ¿no crees mamá? Entonces mamá contestó que era como yo quisiera, que realmente era mi decisión. Me quedé pensando un momento, estiré la mano a las turras que tenía en la mano Luisa, vi su cara de decepción, pero solo tomé otra trusa diciéndole que más valía tener dos por cualquier situación, entonces cambió la cara de Luisa a satisfacción.

Vamos, dijo mi mamá, ahora compremos la ropa para mis dos hijas, al oír eso de mi mamá. me sentí bien, no me dio vergüenza ni aflicción, caminé junto a Luisa y lo primero que hicimos fue ir viendo toda la ropa de manera rápida, fijándonos en lo que nos gustaba, al terminar de ver, regresamos para ver con más cuidado y tomando las prendas para probárnoslas, probamos blusas, faldas, vestidos, pantalones, camisones, etc., etc. pasaron tres horas hasta que decidimos que comprar, pero mi mamá que se separó de nosotras para comprar su ropa, nos alcanzó y nos dijo que por que ni íbamos a comer, pues ya hacia hambre y que después veníamos a pagar lo que habíamos escogido, estuvimos de acuerdo y le encargamos nuestra selección a la dependienta que con mucho gusto nos guardó toda la ropa, incluso las puso en varias bolsas. 

En eso nos alcanzó mi papá, al vernos dijo que hermosas hijas tengo, yo me  avergoncé un poco, pues mi papá nunca me había visto arreglada com ese día, le dimos un beso en la mejilla, como siempre la habíamos hecho, nos tomó del brazo a cada una. Entramos los cuatro al restaurante nos llevaron a nuestra mesa y tres meseros se acercaron para ponernos las sillas a las damas. En ese momento sentí una sensación de que me consentían solo por parecer una chica, fue una sensación muy agradable. Llegó el mesero para llevarnos la carta y nos preguntó que queríamos de beber, primero se dirigió a mi diciéndome- señorita ¿qué va a querer? Instintivamente le dije que una limonada, en ese momento me sentía lo máximo. Terminamos de comer, pedimos el postre y café. Entonces mi papá me preguntó ¿te gusta ser mujer Fer? Hay Pa, me agarras por sorpresa, disculpa er, me contestó. Entonces le dije, a ver si entiendo tu pregunta Pa, me preguntas sí quiero ser mujer para siempre, la repuesta es no, no me interesa convertirme en mujer de tiempo completo. No niego que este tiempo de entrenamiento no solo me gustó, sin que me emocionó, el poder hacer cosas que solo es para las mujeres, el que las personas me vean como una chica, no un hombre con faldas, en fin, sí me gusta, pero no para vivir siempre como mujer. ¿Por qué lo sé? Porque las actividades de los hombres son más emocionantes que el de las mujeres y, principalmente, es que me gustan mucho las mujeres desde el punto de vista sexual, no cambiaría absolutamente nada de mi parte masculina. Estoy consciente que ahora se despertó mi parte femenina y me gusta, pero, valga la redundancia, como un gusto, no que ese sea mi género. Y sí, compré ropa de chica porque pienso ponérmela de vez en cuando, esto lo he platicado ampliamente con Luisa y ella le ha gustado mi idea. Por último, también estoy muy emocionada por la fiesta de los quince años, al principio me pareció chocante, pero ahora que me sumergido en el mundo femenino, me ha emocionado. Creo que con todo esto que dije dejé sin palabras a mi papá. Entonces mi mamá habló, muy bien hijas, veo que tiene muy clara la situación y, creo que papá se le aclararon todas las dudas sobre mi hija Fer, ¿No papá? Si Ma, me ha quedado muy claro todo, le contestó mi papá a mi mamá, nos reímos y ya era hora de ir a la tienda a recoger la ropa e ir a casa…

Al llegar a casa mi mamá nos dijo que antes de desempacar las compras, nos pusiéramos algo más cómodo por que íbamos a ir por los vestidos y zapatillas para los 15 años. Mi hermana me dijo que nos pusiéramos pantalones y una blusas sueltas.

Cuando bajamos mi mamá nos vio y nos dio su aceptación, pro nos dijo que no fuéramos a caminar juntas, ¿por qué? Preguntó Luisa. Entones mamá nos puso juntas, tomo una foto con su celular de nuestras espaldas y nos las enseñó, Luisa comprendió inmediatamente, pero yo puse una cara de ¿QUÉ? No entiendo, les dije, mira los glúteos de Luisa y los tuyos, hay se ve claramente que eres un chico y no una chica. Le contesté a mi mamá, ¡ay caray! No me había dado cuenta que las chicas tienen más grandes los glúteos, que ignorante soy, nos reímos las tres… 

Tomamos nuestros bolsos y salimos de la casa rumbo a la costurera que le había avisado a mi mamá que pasáramos para hacer la última prueba de los vestidos. Al llegar pasamos a la parte trasera de la tienda para hacernos las pruebas. La costurera no sabía que yo era un chico, al vernos nos dijo que que bueno que habíamos ido en pantalones, pues mi vestido tendría que hacerle unos ajustes debido a que mis glúteos eran más pequeños y lo que quería mi mamá que nos viéramos lo más idénticamente posible, por que la intensión de mi mamás es que durante la fiesta no supieran quien es quien. Nos  probamos los vestidos, a Luisa le quedó perfecto, pero mi falda había que arreglarla, no que estuviera mal hecha, sino que había que compensar el hecho de que yo no contaba con cadera y glúteos femeninos. La modista nos dijo que era rápida la compostura, que por favor la esperáramos. Efectivamente, en 10 minutos me volví a probar el vestido y ahora quedó perfecto. Al llegara a la casa puso mi mamá los vestidos sobe su cama y en la piecera puso nuestra zapatillas… Estábamos admirando los vestidos y las zapatillas y de reojo vi que  mamá se emocionó tanto que le vi rodar unas lágrimas sobre sus mejillas. Se salió Luisa del cuarto, le pregunté que si quería que yo me convirtiera en su hija para siempre, inmediatamente mi mamá me dijo NO Fer, ¿por qué me preguntas eso? Es que vi que te  emocionaste tanto que te rodaron lágrimas sobre tu rostro. No mi Fer, soy extremadamente feliz con mi parejita, y aunque hubieran sido dos niñas o dos niñas soy feliz simplemente por ser mis hijas e hijos. Sobre si tú quieres ser chica o chico o una vez una y otra ves uno, lo decides tú y solo tú hijo y tanto tu papá como yo seremos felices y los apoyaremos mientras estemos vivos. Salí de la recámara tranquilo al saber lo que piensan mis papas sobre sus hijos.

Se decidió que tendríamos dos chambelanes cada una, así es que mi mamá invitó a los dos mejores amigos de Luisa, Norberto y Francisco para ser mis chambelanes, y para los chambelanes de Luisa se invitó a mis dos mejores amigos, Juan y Esteban. Esto lo decidió mi mamá pensando en que cundo estuviéramos arregladas de quinceañeras nos pareceríamos mucho Luisa y yo, de tal manera que los amigos de Luisa , que casi no nos frecuentamos no me reconocerían cuando me vieran en cambio mis amigos me conocen muy bien y podrían saber que quinceañera era yo.

Los ensayos para el baile principal, se diseñó de tal forma que Luisa practicaba un día con  Norberto y Francisco y otro día con Juan y Esteban, así fue durante un mes que duraron los ensayos. Cuando Luisa regresaba a la casa después de las prácticas, ella me enseñaba todos los pasos, esto lo hacíamos diario durante ese mes de tal forma que al paso del mes yo ya sabía perfectamente todos los pasos del vals. 

Al fin llegó el gran día, prácticamente nadie sabía que yo luciría como una quinceañera, solo mis abuelas y abuelos y una vecina que era como una tía, pues nos conoció desde pequeñas y ella sabia perfectamente del famoso convenio entre Luisa y yo.

Desde temprano llegó la maquillista y la única instrucción que le dió mi mamá fue  nos   maquillara de tal forma que nos viéramos lo más parecidas posibles.  Mientras maquillaban a Luisa y empecé a vestirme, me puse una pantaleta roja  y un strapless rojo. Después pinté de rojo mis uñas de los pies pues las zapatillas son sin puntas. Mi mamá me ayudó a ponerme mi vestido, es un poco tardado para ajustar las cintas traseras, ya que si quedan muy justo empieza a molestar y si quedan flojas el la parte delantera del vestido se ve como si se fuera a  caer, o sea se ve muy mal. En eso entró mi hermana ya maquillada,  se veía muy hermosa y pensé que estaría difícil que yo me viera como ella. Me senté para que iniciaran mi maquillaje, lo primero que sentí fue la depilación de las cejas, dándole una forma completamente femenina, igual a las de mi hermana. Al terminar me vi en el espejo y quedé asombrado, estaba viendo a mi hermana, en eso entró al cuarto donde estábamos y mi mamá se sorprendió al vernos juntas, están igualitas, si que parecen gemelas, dudo mucho que los invitados puedan distinguir quien es quién, entró mi papá al cuarto y al vernos también estuvo de acuerdo con mi mamá, que difícilmente los invitados podrían distinguir quién es quién.

Mientras estábamos arriba arreglándonos llegaron mis amigos que serían mis chambelanes, con sus trajes de etiqueta, y mientras tomaban un refrigerio llegaron los amigos de Luisa o sea, los otros dos chambelanes. Cuando se vieron, se preguntaron que sí Luisa iba a tener cuatro chambelanes, si en todos los ensayos solo éramos dos. Empezaron a tratar de entender que es lo que estaba pasando, en eso bajaron mis papás para saludar a los cuatro chambelanes. Se saludaron y entonces Roberto, uno de mis amigos les preguntó a mis papas por qué éramos cuatro chambelanes. Mis papas contestaron, pues por que son dos quinceañeras. ¿Quién es la otra? Preguntó Juan, amigo de Luisa, no desesperen, en este momento van bajando las dos quinceañeras. 


Yo fui la primera quinceañera que bajó, enseguida se me acercaron los cuatro chambelanes, saludándome y diciendo que hermosa te ves Luisa, yo sonrojé y les sonreía a los cuatro. En eso terminó de bajar Luisa, entonces volteó Norberto y al ver a Luisa exclamó ¿quéee?

Entonces voltearon todo mundo a ver a Luisa, y no lo creían son dos Luisas, exclamó Juan, entonces volearon a ver a mi mamá con caras de interrogación. Mi mamá se sonrió y les dijo que vieran la fotografía que estaba en la mesa, era la foto donde estábamos jugando fútbol  y les preguntó ¿se acuerdan de esa foto? Claro, es cuando Luisa se hizo pasar por chico para el campeonato, bueno chicos, dijo mi mamá, en esa ocasión yo tenía dos hijos, bueno, ahora que cumplen 15 años esos hijos, tengo dos hijas. Cuando mi mamá dijo esto, no dejaban de mirarnos, volteaban para descubrir que era yo, pero no daban, así es que le preguntaron a mi mamá, y ella les dijo que no importaba  quién es Luisa y antes que dijeran algo mi mamá agarró del brazo a Juan y Esteban y los llevó con Luisa e hizo lo mismo con Norberto y Francisco y me los llevó. Mi mamá nos dijo que salieran los chambelanes y subieran al auto que esta afuera y nosotras salimos después y nos subimos a la limusina. 


De ahí salimos y fuimos al parque que estafaba enfrente de la iglesia donde se haría la misa por nuestros 15 años, pero antes de pasar a la iglesia, nos tomaron unas fotos en el parque, mi mamá nos indicó que a nadie le dijéramos quién eran quien, ella estaba segura que aun nuestras familias y conocidos no podrían reconocer cual de las dos quinceañeras era yo.





Llegamos a la iglesia y nos bajamos para ir al parque, el fotógrafo que mi mamá contrató nos estuvo indicando como posar, como muestro en las siguientes fotos. Al final el fotógrafo os pidió una toma con nuestros chambelanes, entonces mi mamá inmediatamente les dijo a Norberto y a Francisco que se pusieran junto a Luisa, claro que les dijo que era mi hermana y, tomó a Juan y a Esteban y los llevo a mi lado y “clik” se tomó la foto de las dos quinceañeras cons sus chambelanes. En todo el rato que estuvimos en el parque, veía como se juntaban los cuatro chicos y de repente votaban a vernos a Luisa y a mi, creo que seguían discutiendo quién era quién, en eso os llamaron pues ya habían llegado mis papas y el sacerdote ya estaba list. Fuimos a la entrada de la iglesia y nos acomodamos mi hermana y yo al frente, atrás de nosotras mis papás y padrinos y más atrás los chambelanes.a los lados de nosotras estaban mi papá y mi mamá y los chambelanes. El sacerdote no sabía que una de las quinceañeras era un chico, el pensó que éramos mellizas y no cuates, ya que como ven parecemos gemelas idénticas. 

Al final nos tomaron una foto con mis papas dentro de la iglesia.


Puedes disfrutar el video hecho por Fabricio Castro y sus colaboradores en: Fabricio Castro Fotógrafo


Al salir de la iglesia nos fuimos a la fiesta, pero esa es otra historía que les contaré en unas semanas… SALUDOS de su amiga Fernanda del Mar.