lunes, 25 de julio de 2022

El BAR

El viernes llegue como cualquier tarde a la casa. Tenia casa sola ya que mi familia se fue de vacaciones. Se me ocurrió buscar mis maquillajes para ver que había sobrevivido y tristemente muy poco se salvo de tanto tiempo secándose en el olvido dos años o más, el caso es que me puse mis arracadas para estar en casa. Una cosa me llevo a la otra me fui a rasurar la barba, luego el pecho. Comencé a ocultarme las cejas, las traigo depiladitas discretas.

De allá me puse exfoliante y entre que sí y que no, comencé a maquillarme. Primero ocultar bien la ceja. Primero la base el polvo, una base un poco más clara para dar más luz, finalmente el drama de ponerme las sombras, toda una empresa complicada, pero lo logré aunque me tomó mucho tiempo, me delinee los ojos luego con el eyeeliner liquido me hice mi eyecat, reconozco me quedó  lindo, jijijiji. Rápido busqué en el fondo de mi neceser encontré mi pegamento y zaazzz, pestañotas postizas listassss, me delinee los labios con un lápiz violeta, me aplique un labial fucsia que me encanta y un poco de gloss para que se vea brillantes mis labios.

Ahi vino el primer dilema, ya no había ropa para que me ponga, pues mi pareja la tiro toda y la ropa grande de ella también la tiró. Al final ya toda sudada y después de un par de horas de arreglarme, me puse unos jeans de mi pareja muy ceñidos y una blusa que no me quedaba bien pero era la única en la que me quedó. En ese momento me dije, obviamente necesito una peluca peluca, desempolvé una que me regaló una amiga hacía muchísimo tiempo, una güera rizada y, finalmente unos aretes enormes dorados (mi super fetiche).

Al terminar no dejaba de verme en el espejo, según yo me veía fabulosa, me sentía poderosa, nadie podía intimidarme, soy el poder expresado en una mujer. En eso andaba cuando me dije, voy hablarle a mi amiga Juez (ella se especializa en matrimonio igualitario), para expresarle mi feminidad, nos saludamos y le dije, prepárate para vera Helen, pusimos la videollamada y quedó sorprendida al verme, pues ella nunca me había visto vestida en vivo, solo había visto algunas fotos. Desgraciadamente se cortó la llamada, no sé que ocurrió. Entonces le llamé a mi psicóloga para que me viera en vivo, a Helena y no solo un gordo en su silla de su consultorio cada semana. Nos saludamos y le dije, activa la videollamada, le encantó ver a Helena, me llenó de halagos y que me veía fenomenal. Se quedó callada un momento y me dijo ¿quieres salir? Esas palabras me sonaron como campanadas dentro de mi, obviamente le dije que sí, no pregunte a donde o que o como, solo dije sí, entonces me dijo, me echo un baño y voy por ti, colgamos, y empece a dudar como me veía, ya no vi a esa mujer en el espejo cuando terminé de arreglarme, el hacho de salir me hizo dudar un poco, en eso sonó mi teléfono, era la Juez, me dijo que tenía una blusa que seguro me quedaría muy bien y que me la podía llevar a casa en ese momento, se lo agradecí mucho. A los 15 minutos toco la puerta, era la Juez con la blusa, yo la recibí en jeans y con mi brasier. Y no van a creer, por instinto me cubrí el pecho, como si realmente fuera una mujer pudorosa, nos reímos y me comentó que ese brasier me quedaba muy bien, me ayudó a ponerme la blusa, subí a mi cuarto a quitarme el sudor, pues hacía mucho calor y el ventilador no era suficiente para quitarme el sudor, aproveché y me puse la peluca y retoqué mi maquillaje. Al bajar recibí varios piropos por parte de la Juez y nos despedimos, ella ya tenía compromisos y no podía acompañarnos.

Cuando llegó mi psicóloga a mi casa yo ya estaba en éxtasis pensando en mi salida, así es que salí de la casa y cerré la puerta, al empezar a caminar mee di cuenta que no traía las llaves ni el celular ni dinero, que torpeza, dentro de mi me dije, pendeja por desesperada, me angustié mucho, hasta que me dijo la Dra., por que no tratas de entrar por la puerta de atrás. Fui atrás y rompí la cerradura del patio, me estaba muriendo de miedo de ser descubierta por mis vecinos en mi propia casa. Al fin logré agarrar mi celular mi cartera y las llaves, en ese momento me sentí mal, pues por todo lo que pasó se me subió la presión. Inmediatamente la Dra. me dijo que mejor regresáramos a la casa para reponerme, le pedía que detuviera le auto, pues tenía ganas de vomitar, afortunadamente solo fueron los nervios. Entonces le dije que ya me sentía mucho mejor, que siguiéramos a la aventura, si no lo hago me voy a arrepentir toda la vida, el dije. Ella me dijo, pues adelante… por las prisas, no me había puesto perfume en la casa, pero tuve el tino de agarrar el frasco de perfume de mi esposa, que es Gardenia de Zara, que es un aroma que me vuelve loca, así es que me bañé en el rocío del perfume.

Nos encaminamos al centro de la ciudad a un bar gay con show travesti, el bar es de un amigo de mi psicóloga. Entramos a un estacionamiento público, pensé que el bar estaba a unos pasos de ahí, pero no, estaba a dos cuadras, nuevamente me temblaron las piernas el pensar de ir caminando en tacones por la calle. Pues ahi me tienen, caminando en mis tacones con singular alegría (mi amiga estaba impactada de como dominó los tacones altos), yo caminando como cualquier otra mujer en tacones.

Al fin llegamos a la entrada del bar, en ese momento yo me sentía soñada, los meseros se me quedaron viendo, entonces les clave la mirada y rápido dejaron de verme, en eso una mesera bio fue la que tomo la iniciativa y nos llevo al fondo del lugar que era donde estaba el escenario, nos sentó y pregunto, que van a tomar, mi amiga pidió una cerveza y yo un whisky. Me pregunto porque no tomaba cerveza y le dije que por el susto (de las llaves) se me había subido la presión y el whisky ayuda a bajarla. En eso se acerco el dueño a saludar a mi amiga y me presento como Helena, me dijo bienvenida señorita, y me dijo, ya me platico la Dra. que hoy es tu primera vez que sales a la calle, siéntete cómoda y disfruta le espectáculo así como las bebidas. ¡Woow! Era la primera vez que alguien que no conocía me trataba como a una mujer. Entonces a disfrutar el momento, empecé a darle lata a mi amiga, oye como se me ve, oye mira mi pelo, oye me queda bien la blusa, oye, oye, oye. O sea la estaba atosigando, lo que pasa es que en ese momento yo necesitaba reforzar mi seguridad, quería estar lo mas linda posible. 


Seguí dandole lata hasta que me regaño, me dijo que me veía espectacular, no te has dado cuenta que las mismas chicas del bar no dejaba de verte, si te vieras mal, simplemente no te “pelarían”, y si te están viendo es por que se impone tu feminidad. Nos llegaron las bebidas y comenzó el show, muy desangelado, no había nada de gente (esto es por ser domingo), pero bueno, yo estaba ahí y eso era lo único que importaba, del CLOSET al ANTRO, estaba tan ensimismada que la música, las luces, el perfomance de las chicas del escenario pasaron a segundo plano, solo yo era la que estaba ahí. Sentía un dolor por que me pesaban mis arracadas, pero era un dolor muy agradable, mis tacones, mi ropa, era yo sin disfraz y sin represión de nadie, no estaba jugando a vestirme, simplemente era yo en mi ropa y accesorios naturales para mi, o sea estaba completamente plena.

De pronto, aparece la mesera y nos dice, señoritas les mandan unos tragos, yo toda extrañada, y sí, el dueño nos mando otra copa para mi como una chica, entonces mi amiga me dice que hay veces que si le gustas alguien te manda una copa, así es que recíbela pensando que te ves fabulosa, quedé alucinada por lo que me comento mi amiga.

Después de estar platicando y haber bebido varias copas (sin llegara a embriagarme) tuve la necesidad de ir a empolvarme la nariz, pero en eso veo que el dueño que nos mandó las copas se acercaba a nosotras. En eso el dueño se acerco a mi amiga y le dijo, que grandota y que bonita esta tu amiga, volteando a verme con una sonrisa pícara (bueno al menos a me pareció) …Me reí nerviosamente… es que se siente muy bonito que te piropeen.

Ya no aguantaba y tuve que decir que iba a polvearme la nariz, y me dirigía al baño, por inercia entre al de hombres, mientras me lavaba las manos, empecé a pelearme con mi cabello, pues el fleco se me había mojado de tanto sudar y se me desacomodaba, al fin logré secar mi frente y terminando de retocarme,  en eso entro un mesero, con una sonrisa me dijo, ¿retocándose? Y yo le conteste sí, la vanidad es canija, él se sonrió y salió. Me eché una última mirada al espejo para ver que estaba bien, salí del baño y me dirigí a la mesa, ya sentada me di cuenta que el escenario estaba vació, se me ocurrió que me podía toar unas fotos en el escenario, así es que le pregunté al dueño si me podia tomar unas fotos ahi. Con una sonrisa me dijo “claro que sí encanto”, vas a salir muy bien.

Le tome la palabra y nos paramos, la Dra. me dijo, yo soy la fotógrafa, así es que pasa a modelar, la poca gente me volteo a ver que me subía al escenario, pero con la misma regresaron a sus asuntos. 

Entonces mi amiga empezó a darme instrucciones de que posa, luce sexy, haz esto haz lo otro, se más natural, hasta que le dije, “corazón” es lo más femenina que puedo ser hoy, recuerda que acabo de nacer, estoy aprendiendo a ser una mujer, no se como actuar como doblar la voz,  en otras palabras “amanerarme”, es difícil cuando durante 50 años no lo has hecho…

Después de las fotos baje y me dirigí al dueño que nos había estado viendo desde lejitos, estimado Toño te agradezco mucho esta oportunidad que de haber apoyado en esta aventura que para mi es muy importante en mi vida.

Ya después la Dra. me comentó que el dueño no era gay pero su hija sí y por eso Toño decidió  apoyarme con mucho gusto.

Cuando estábamos por irnos, le dije a mi amiga señalando a otra chica tv que trabajaba ahi, estaba caracterizada como Harley Quinn, la chica del Guasón, oye quiero preguntarle si me puedo tomar una foto con ella. Dentro de mi mente quería compararme con ella, ya que ella es una profesional y yo, se puede decir que una amateur , mi atuendo o mi maquillaje que es casero y sin libertad para poderme cambiar en el momento que quisiera. El caso es que me acerque y le dije, disculpa, ¿será que me pueda tomar una foto contigo? Ella se sorprendió, dudo un poco pero me dijo que sí, adelante me dijo. Posamos y nos tomaron las fotos, en ese momento le agradecí y le comente que era la primera vez que yo salía, en 50 años jamas había pasado del umbral de mi casa. Ella se sorprendió y muy amablemente me escaneo visualmente y entonces me dijo: ¿tienes prótesis? Le conteste no, mis “nalgas” son naturales. Y en eso pegó un grito de sorpresa y alegría y me dijo "que perraaaaa", soltamos la carcajada, era la primera vez en mi vida que me decían "perraaaa" en un contexto de halago. Me pregunto si tenia pasadores o invisibles, conteste no, no traigo, la peluca que tienes esta bonita y te queda increíble, pero hay que trabajar el fleco (lo sabia, el fleco no estaba perfecto, jijijiji). Busco algunos de ella, me retoco el peinado y me ayudo a que quedase bien peinadita. Nos despedimos de beso como cualquier chica de lo más natural (esto jamas lo había hecho, obviamente me gustó mucho).

Estábamos yendo a la salida cuando uno de los meseros me sonrió y me dijo buenas noches, cuides mucho señorita esperamos verla de nuevo, le agradecí mientras cruzábamos la puerta y ahi fue cuando ¡zaz! la realidad me golpeo, era yo en la calle, saliendo de un antro, caminando vestida como mujer y no me sentía disfrazada ni nada, me sentía que traía mi ropa del diario, por lo que con toda naturalidad nos fuimos a buscar el auto. Llegamos después de 2 cuadras de caminar en tacones oyendo el maravilloso sonido de toc, toc a cada paso que daba, una experiencia increíble.

El aire fresco de la noche moviendo mi cabello, caminando por primera vez libre de todo, siendo yo misma… Llegamos al estacionamiento, saludamos al velador y nos subimos al auto.

Afuera estaba esperándonos en su auto el dueño del bar, para cerciorarse que llegaremos con bien. Insistió mucho y mi amiga le dijo no, de aquí nos vamos solas.

De regreso por la noche, todo el trayecto fue diferente, jamas lo había percibido así, que distinta es la óptica de un hombre que la de una mujer. Veníamos charlando y mi amiga ya muy seria me pregunto, ¿cómo te sientes? Yo en automático respondí super bien, muy contenta, etc, etc. Y continuo la charla, que quieres ser, que quieres hacer con el resto de tu vida, confieso que me saco de balance y le pregunte ¿porqué me dices eso? Entonces ella me contesto, porque hoy vi a una Helena sin tapujos, que dio un paso enorme a su realización, salir de casa como mujer, sin ocultarse, sin pensar en el qué dirán los vecinos, entrar y salir de un antro, todo en una sola noche después de años y años reprimida. Yo me sentía plena, me sentía bonita, me sentía realizada, en eso nuevamente la pregunta de mi amiga ¿ahora cómo quieres vivir? La pregunta me calo muy hondo. Me quedé pensando como estructurar la respuesta de lo que realmente sentía dentro de mi, al fin le dije: me gusta mucho mi femineidad, la disfruto demasiado, soy mas femenina y delicada que muchas chicas bio, pero tambien disfruto la parte masculina, que me complementa. Es difícil de explicar, soy dos entes en un solo ser. De lo que estoy completamente segura, es que no soy una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, simplemente soy una persona que fluye hacia su genero sin pensar, de manera automática.

¿Hombre, mujer? Etiquetas constructivas que uso el mismo empaque para las dos, solo que como mujer necesito transitar hacia ella por medio del maquillaje, cabello, accesorios, un todo, pero una vez que estoy ahi, ya soy plena otra vez en mi físico en mi delicadeza, en mi amaneramiento femenino, etc.

Seguimos conversando de asuntos triviales hasta llegar a casa, me dejo en la puerta, abrí y entre con los tacones en la mano, pero eso sí, triunfal, Helena salió y entro a su casa como una dama. Después de probar el sabor de la libertad, les garantizo que a esta mujer ya no la encierra nadie de nuevo.

Le doy mil gracias a mis dos ángeles benefactoras de esa noche, a la Doctora por apoyarme en todo esto, le estaré eternamente agradecida y a mi complice la juez por apoyarme con sus porras y con la ropa para salir.

Solo puedo decir que Helena ya salió y habrá más aventuras por vivir…

viernes, 22 de julio de 2022

Helen y su Auto-Regalo


Se acercaba mi cumpleaños, medio siglo viviendo en esta hermosa canica azul, que con sus altos y muchos bajos, pero sigo disfrutando mi estancia en esta hermosa canica azul.. Ya había previsto todo para mi regalo de cumpleaños, pero me enfermo y quedo postrado en mi cama con la necesidad de tener oxígeno, pues mis pulmones se debilitaron mucho. Me puse muy triste, pues no me iba a poder disfrutar de mi auto-regalo de cumpleaños, después que había tenido el coraje de organizarlo, claro que podía retrasar mi regalo, solo que me entró mucho miedo, pues en general a las personas que necesitan oxígeno con este virus, fallecen, eso es lo que me puso muy triste… En este estado de enfermedad postrado en la cama siempre dicen que nos vienen los recuerdos de nuestra vida, efectivamente, vinieron mis recuerdos desde pequeña hasta que decidí darme mi regalo, pero todos estor recuerdos giraron al rededor de mi travestismo, creo que mi mente se dejó influir por mi deseado auto-regalo. Recuerdo que alrededor de mis cuatro años sentí la curiosidad de ponerme la ropa de mi hermana mayor, preguntándome que se sentiría usar una falda (bueno, eso creo que me pregunté, pues a esa edad difícilmente una hace preguntas de ese tipo). Desgraciadamente, tanto mi papá como mi mamá eran muy machistas, aunque yo en esa época no sabía nada respecto al machismo… Cuando era muy pequeña, Me encantaba ver a mi mama entubarse el cabello, maquillarse y principalmente ponerse sus aretes, tendría unos 8 o 9 años. Todo lo que mi mamá hacía cuando se arreglaba para salir, se quedó impreso en mi mente, pero lo que quedó más profundo impreso en mi mente fueron los aretes, principalmente sus argollas, ya más grandecita yo misma fabricaba mis propios aretes y mis accesorios y los escondía en el patio de mi casa, pues ya había aprendido que era el machismo. Posteriormente mi hermana mayor empezaba a salir a las fiestas de XV años y la modista le hacia unos vestidos preciosos. Recuerdo uno en especial era

gris 
plata de mangas aglobadas arriba y de manga larga, llegaba hasta bajo las rodillas, luego sus toneladas de zapatos de tacón, siempre a escondidas trataba de probármelos, porque los de mi mamá me quedaban bien, pero no tenían la altura que me encantaba. Siempre idealizaba a mi hermana, me acostaba en su cuarto a ver como se maquillaba para irse a las fiestas. Era un espacio idílico disfrutaba mucho viéndola como salía muy contenta y linda, como años atrás veía a mi mamá, en cambio nunca se me ocurrió ver a mi papá vestirse o rasurarse, no me atraía en nada. Después de una noche donde me desperté en medio de un asqueroso y primer eyaculación, toda batida en mi trusa, el pene y mis vellos púbicos todos apestosos a semen. Recuerdo que me lave con mucho asco, pensé que ahí había acabado este mal pero al poco tiempo empezó la picazón de la masturbación, como buena adolescente. Le

perdí el asco y aprendí a eyacular sin hacer un batidero. Un día recuerdo que tuve la 
oportunidad de ponerme ese hermoso vestido gris-plata de mi hermana, sus zapatillas plata de 9 cm de tacón y una pintura de labios color rojo, me puse una peluca de mi mamá que tenía años que no usaba, una vez que terminé me fui al baño, pues tenía un espejo de cuerpo entero, quedé impresionada, parecía que estaba viendo a mi hermana, solo verme con la ropa de ella me invadió una sensación increíble y, sucedió, al rozar mi pene bajo el vestido con el lavabo, eyaculé impresionantemente, fue una explosión espontánea y, a partir de ese día ya me fue casi imposible contenerme, como hasta la fecha, el poder eyacular sin el aliciente femenino de aretes, ropa, o cualquier prenda. Me empezó a generar un placer pero a su vez un sentimiento de culpa al masturbarme vestida de mujer. Recuerdo que era tiempo de carnaval y por primera vez en mi vida vi a una banda de chavos punk, estrafalarios, maquillados y afeitados de la cabeza, completamente rebeldes a los cánones de nuestra pacifica ciudad de provincia. Me impacto tanto el que un hombre usara aretes, no daba crédito a la emoción que sentía, de alguna manera esa visión me impulsó más sentir ese destello de sensaciones tan maravillosas, al grado de llegara a tener algunas docenas de aretes, comprados y hechos por mi. Siendo adolescente (antes de tener mis docenas de aretes) a veces cuando salía de la escuela pasaba de visita a casa de una tía, ella tenia un tazón en su tocador lleno de accesorios, pero sobretodo aretes de clip. Para una adolescente que luchaba contra su genero eso era increíble, pensé que por fin el complemento a mi femineidad había llegado. Malamente y a hurtadillas me lleve unos pares, con tan mala suerte que al llegar a casa mi mama ya me esperaba fúrica, preguntándome donde tenia esos aretes. Creo que ha sido la experiencia de terror mas fuerte de mi vida al ser descubierta, primero como ladrona y después como “maricón". Esa palabra me perseguía de noche y de día, maricón, tu eres hombre, eso es de mujeres., al grado que me volví homofóbico, todo lo que estaba haciendo estaba mal, era impropio y ademas pecado, me decía a mi misma. A raíz de eso y de la mano de un tío medico me mandaron con un psiquiatra para revertir el homosexualismo que yo pudiera tener encima. No recuerdo sus palabras, era muy joven, pero sí la sentencia "eso no esta bien" o eres hombre o eres mujer, los dos no pueden ser, porque es una aberración muy mal vista. Durante años vivi con ese sentimiento de estar en pecado mortal. Lo que más me hacía sentirme mal, era ver a las mujeres vestirse hermosamente y no poder tener esa sensación tan hermosa de usar prendas femeninas, los peinados, los accesorios en fin era una tortura. Así es que regresé a mi escape a ese espacio nocturno mío, el baño, a disfrutar de esa parte prohibida de mi, el sentirme mujer. El tiempo siguió su curso, tuve novias, sostenía relaciones sexuales con ellas sin problema pero había algo que no me dejaba satisfecha plenamente, aclaro que toda mi vida me declare heterosexual, tuve una novia que me encantaba fisicamente y que usaba arracadas, tres de un lado y dos del otro, era mi máximo verla siempre arreglada aunque estuviera en ropa casual. Y en una tarde la convencí de que me perforara las orejas, ella estaba renuente pero al final acepto. Ese día escale en mi verdadera yo, ya podía usar algo que

distinguía a las mujeres, sus aretes. Compre dos pares de aretes iguales un par para ella y uno para mi, cuando estábamos a solas los usábamos era una complicidad increíble, yo no me sentía mujer ni nada pero el saber que usábamos los mismo aretes fue algo mágico para mi. Al paso de los años nos casamos, todo iba muy bien, tuvimos una hija, me encantaba mi rol de padre y en la intimidad mi parte femenina. Una de las señales equivocadas que mande fue que una vez que ella salió a comprar, aproveche para vestirme con un conjunto de edecán que tenia yo guardado mi trabajo, me vestí me puse mis mejores aretes y una peluca. Me maquille (bastante mal por cierto), cuando ella llega yo emocionadísima de mi transformación me le pongo enfrente y se aterro de verme así vestida, su reacción fue gritaba… no, no, no ¡quítate eso! Y yo tratando de convencerla que era un juego, no dejaba de gritar… Me desmaquillé, me cambie y me sentí perro apaleado porque mi esposa me rechazo y me pidió nunca más volver a hacerlo, acepte, eso me condenó a mi submundo prohibido nuevamente. Jamás me aceptaría nadie porque no estaba bien ser puto, en esa época la palabra travesti no existía en mi vocabulario. Seguía comprándole accesorios y ropa a mi esposa al ser ella tan conservadora nunca aceptaba todos los regalos que le hacían, los dejaba por ahí, así es que yo los tomaba y, obviamente los usaba con algo de culpa. Así pasaron los años, en un empleo en mi empleo me mandaban de viaje por periodos largos a Veracruz, ahí me hice muy amiga con la encargada del hotel donde yo pernoctaba. Hasta que pasados unos meses cae en mis manos un periódico que en los clasificados decía "Chica travesti " lista para ti, en ese entonces estaba de moda los lugares donde daban masajes con final feliz, pero este era un travesti el que te daba el masaje. Ya me había meto con muchas prostitutas, pero al final siempre sentía que me faltaba algo, así es que muerta de miedo y pavor al que dirán, concerté una cita con una de las chica travesti que se anunciaban en el periódico. Se anunciaba como una jovencita no mayor a sus 20 años, yo empezaba en los 30, la cita fue en una casa medio alejada de mi hotel, al llegar me recibe un tipo rudo, yo muy varonilmente le dije vengo a ver a Monica, me dijo paga y entra, en ese momento me sentí aterrorizada, en un lugar extraño con gente “rara”, pase sola había una cama y un pequeño tocador, la penumbra del cuarto solo la rompía la tenue luz roja de una lampara, con un miedo tremendo y fingiendo una seguridad que claramente no sentía, me senté en la cama y una voz dulce me dijo: desviste para que este más cómodo, no obedecí, me paré inmediatamente y me quedé hasta que apareció esta muchacha. Muy delgada y hermosa, tenía un vestido floreado suelto muy coqueto, corto pero la falda con vuelo, unos tacones muy altos que respingaba y resaltaba su porte, un cabello lacio negro muy lindo, sus aretes medianos, una muñeca de delicadeza. No

sabia que hacer, nunca había estado con una travesti, ella lo noto y me dijo, no te apures, yo tambien soy nueva en este oficio, apenas tengo un mes de hacerlo, así es que desvístete y acuéstate aquí conmigo, me recosté y ella empezó a masajearme la espalda y el cuerpo con aceite muy delicadamente, al llegar a mi pene ya erecto, lo tomó con mucha delicadeza y poco a poco dandole lamidas como toda una experta lo fue metiéndolo a la boca, mientras que yo solo alcanzaba a gemir y verla, no quería ni tocarla, era muy bella y frágil. Yo extasiado solo la contemplaba como subía y bajaba sus labios en mi pene, era mágico el momento, tratando de retenerla más cerca le agarre el cabello por las sienes y oh sorpresa, me quedo con la peluca en las manos. ¡TERRORRRRRR! Un HOMBRE me estaba mamando. Ella sintió mi terror, pero como experta, no se turbó por quedase sin la peluca y me siguió mamando. Algo que recuerdo de ella, fue la sensación de que estaba toda rasurada de su cuerpo, se sentía picores de pelo recién cortado por todo su cuerpo, pero su perfume embriagador me insitó a seguir acariciándole su cuerpo. Se canso y le dije que se acostara a mi lado, era una criatura frágil y sumamente femenina. Le pedí que no se pusiera la peluca y comenzamos a besarnos y ella accedió. En general las prostitutas no comulgan mucho, sin embargo su ternura me llevo a seguirla besando. Fui recorriendo lentamente su cuerpo bajando hacia donde mi mano había sentido algo flácido, ¡horror de nuevo! estaba masajeandole el pene a otro hombre, pero por alguna razón no podía dejar de hacerlo. Una cosa llevo a la otra y en cuestión de nada, yo ya tenia su pene en mi boca, su erección no era grande, así es que cuerpo completamente dentro de mi boca, dentro de mi me sentía mal, me remordía la conciencia, me asqueada, pero algo me impedía dejara e seguir mamando, se lo lamí y escuche como se estremecía y seguí durante un buen rato, solo podía mamar y mamar, se le puso durísimo, dejé de mamarlo cuando iba a eyacular, entonces ella muy apenada me dijo, discúlpame, jamas me habían tratado así, nunca nadie me había mamado y solo me han penetrado y tú no me cogiste pero me hiciste sentir diferente ella se acurruco junto a mi y me abrazo. Después de un rato, nos separamos y empecé a vestirme, nos limpiamos y nos despedimos, entonces me dijo, espérame un momento, se metió al cuatro contiguo, en la puerta de ese sitio tan inhóspito una dama me pedía tiempo, salió ya otra vez muy arreglada y vestida, quería despedirse de mi arreglada para que esa imagen de ella fuera lo que recordara esa noche. Me dio un beso y me fui de esa casa mágica que ya no se me hizo tenebrosa. A consecuencia de esta experiencia maravillosa, no dormí durante dos noches, por un lado sentía lo hermoso que fue, pero por el otro lado me sentía muy arrepentida de lo que yo había hecho, me había torcido al fin, yo ya no era hombre, ahora era un homosexual y, ¿qué pensaría la gente cuando me viera que yo en realidad ya no era un heterosexual? Este pesar me duro algunas semanas, la soledad era mucha y trate de reivindicarme teniendo masajistas bio sexuales en mi cuarto, pero seguía faltándome algo, así es que a las 3 semanas ahí estaba yo de nuevo con ella, tuvimos sexo, era la primera vez que yo hacia un anal, la penetre, fue muy raro, algo que nunca había hecho, penetrar a un hombre, pero no, me sentir real era que yo sabia que estaba haciéndole el amor a esa muchacha tan linda, al final nunca la volví a verla, según esto se fue a Puebla o no sé a donde. Después tuve otro encuentro con otra travesti amiga de ella, pero aunque lo disfruté mucho, siempre sentía que no se comparaba con aquella hermosa travesti. De repente volvía a la realidad, mis pensamiento de mi vida se desvanecieron, ahí con 39º de temperatura, pensé que no la brincaba, estuve con oxigeno y todo eso que les ponen a los enfermos del COVID. Al estar sola en mi cuarto fui cayendo en cuenta que la fecha que había dispuesto para mi auto-regalo ya se acercaba y yo en cama y sin nada preparado aún. Pasaron dos días más y empecé a recuperarme, increíblemente en dos días más ya me sentía bastante bien, así es que decidí no posponer mi auto regalo, aunque la fecha ya estaba a la vuelta de la esquina. Le hable a la chica que le encargue mis aretes nuevos (me los entrego 3 días antes de la sesión de fotos). Decidí ponerme a trabajar en mi proyecto a como de lugar, el sitio ya estaba pactado, una casa nueva en la periferia de la ciudad, ropa que me regalo una amiga bio que supo lo mío por medio de la dueña de la casa, le marque al maquillista a principios de febrero, muy amablemente me dijo que sí me tenia pendiente y que era importante que nos conociéramos para hacerme una prueba de maquillaje. Todo esto ya había pasado una semana más por lo que yo ya me sentirme al 100% de salud. Estaba fascinada esa noche, pensando que todo iba a correr sobre ruedas. Y zazz, la que me iba a dar la ropa intima le dio COVID, ya no pudo ni asistir ni dármela, me puse muy pero muy nerviosa, hasta el sábado anterior al lunes 21, no había pedido permiso para faltar a mi trabajo, saque fuerzas y le dije a mi jefe que por unas cosas de seguimiento social tenía que faltar ese día, no hubo problema, me lo concedió. Llego el gran día, me fui para la locación, la dueña de la casa dormida, se empezó a atrasar, a las 9 me habla la

fotógrafa ¿qué tan factible era cambiar el día? Le rementé la madre y lo entendió, así es que fue, pero se perdió y otro atraso, el maquillista llego con su asistenta y ahí empiezan los desvaríos. Que va primero. ¿Las uñas postizas? ¿La lencería? ¿Vestirme ya? Bueno, el caso es que la anfitriona me ofreció una batita fucsia muy rica y fresca, me puse mi pantaleta de encaje que pedí que me compraron de favor, empecé por ponerme las uñas. Entonces ahí estaba una travesti (travesti, maquillista, asistente, anfitriona y fotógrafa) queriendo lo mejor pero esperando lo peor. Nerviosa me sentía extraña, como no había espejo como en los salones de belleza, no podía ver como iba quedando mi maquillaje. Era una romería, todas en el cuarto hablando y

moviéndose para preparar todo y yo, sentada, dispuesta a hacer lo que se tuviera que hacer para que todo saliera muy bien. Tadeo el maquillista, es un precioso, nunca le había llegado un proyecto así, el es homosexual y tiene 25 años, lo tenía emocionado de hacerme la transformación y no dejaba de chulearme mis ojos. Me dijo que debo ponerme en el papel de una Diva empoderada, de una perra traga-penes y escupirlos, y durante todo el maquillaje siguió echándome porras y que iba a quedar hermosísima, en resumen fue muy educado conmigo, me trato como a una verdadera dama. Al terminar me pidió que me cambiara para empezar a vestirme, al pararme de la silla, sentí que empecé a sentir mi desenvolvimiento, y me solté, sentí mi feminidad a todo su potencia, solicité ayuda para ponerme mis tacones de ante negro de tiritas, me puse una falda larga negra de apertura frontal que me dejaba muy marcados mis glúteos, y con mi pantaleta de encaje se me veía realmente muy bien, me lo dijeron dos chicas bio que envidiaban mi “trasero”, que ya quisieran ellas tenerlos. Me puse mi blusa amarilla ocre, en eso se me acercó Tadeo se me acerco y me dijo una dama rubia siempre usa dorado, entones me da una gargantilla que el llevo para prestarme, me puso mis arracadas doradas gigantes y muy coqueto en

complicidad me dice: ahora la peluca, me coloco una “balayage” en rubio degradado, muy hermosa. Entonces me dijo: ya esta lista Helena, ahora sí, a su sesión de fotos… Me fui a la sala, mi feminidad estaba a flor de piel que al caminar en mis tacones, pareciera toda mi vida he andado en ellos. Ahí estaba la “black screen” de la fotógrafa. Me tomo unas fotos de pie, luego unas sentada, en fin muchas poses, haciendo muchas poses. En todo el tiempo de las fotografías, Tadeo, que se quedó toda la sesión, me ayudaba a secarme el sudor y retocar el mi maquillaje, cambiarme la peluca, etc. divino Tadeo, le agradezco mucho el apoyo que me dio. Al terminar, al fin pude ver las fotografías, al verlas me sentía muy feliz de poder haber celebrado mis 50 primaveras y, sentirme muy femenina. Tadeo al final me dijo: que triste es cuando se acaba la magia ¿verdad? Y si, le contesté cuanta razón tienes. A desmaquillarme, cuando la magia se esfuma queda el cascaron que llego, a guardar todo, empacar, y creer en la buena voluntad de las presentes de que lo que hice no fue una perdida de tiempo y recursos, sino que fue algo que necesitaba hacer y

que me llenara completamente, cosa que ocurrió, a partir de ese momento decidí que mi feminidad saldría más veces y no dejarla encerrada en un baúl de los recuerdos… Y brindo contigo amiga por ayudarme en este mi espinoso andar en el travestismo. Gracias.